Hoy en día es muy importante concienciarse sobre la urgente necesidad de conservar el patrimonio construido y mejorar las condiciones de habitabilidad de los edificios antiguos con criterios de sostenibilidad y eficiencia energética, además de mejorar el aspecto estético de la fachada significativamente, a través de un adecuado sistema de fachada trasventilada aislante en la envolvente del edificio.

Fachada Ventilada

La construcción con muros de mampostería sólida ha sido un método tradicional de construcción desde hace muchos siglos. Sin embargo, estos muros ofrecen poco aislamiento térmico, por lo que se recurre al aislamiento interno, con la consecuente pérdida de metros cuadrados (debido al mayor grosor de las paredes) y si además es una rehabilitación, la dificultad añadida que eso supone.

En cambio, la fachada trasventilada es un sistema constructivo que ataja el problema desde el exterior del edificio. Este sistema se constituye por el muro soporte existente, una capa aislante, y una hoja exterior de acabado no estanca. La subestructura deja una cámara de aire de unos pocos centímetros entre el aislamiento y las placas que conforman la segunda piel. Las juntas entre estas placas son abiertas, permitiendo el flujo de aire y evita los problemas típicos de la dilatación. Este tipo de fachada por lo general permite que las placas exteriores puedan ser de diversos acabados, de materiales duraderos y de gran calidad, como piedra, madera, paneles sándwich, etc. Es una solución habitual en edificios institucionales y representativos, aunque cada vez está tomando más auge en edificios de locales y viviendas.
En términos de eficiencia energética, las fachadas trasventiladas ayudan a reducir las pérdidas térmicas del edificio: en los meses de verano la piel exterior se calienta creando un efecto de convección que hace circular el aire en el interior de la cámara. Este “efecto chimenea” desaloja el aire caliente y lo renueva con aire más frío. En los meses de invierno el aire en la cámara se calienta, pero no lo suficiente como para crear el mismo efecto y se conserva mejor el calor.

Por consiguiente, los beneficios de una nueva fachada trasventilada en un edificio existente son:

  • Una solución completa que combina una mejora térmica, estética y de impermeabilización
  • Preparación relativamente baja de los muros exteriores existentes
  • Se puede fijar fácilmente
  • Instalación rápida sin necesidad de andamios
  • Su sistema multiestrato mejora el aislamiento acústico
  • No hay operaciones húmedas de montaje
  • Su sistema de instalación minimiza los tiempos de ejecución de la obra y el mantenimiento que requiere es mínimo.

Precisamente debido a sus numerosos beneficios e innovaciones tecnológicas, las fachadas trasventiladas están ganando cada vez mayor reconocimiento en el mundo de la arquitectura contemporánea, lo que permite la libre interpretación de las fachadas en un nuevo estilo moderno, lo cual es la respuesta perfecta a los requisitos de los proyectos de rehabilitación más exigentes.

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Contenido validado por María Luisa De La Rubia
Socia Fundadora en Reformadisimo