La innovación y el diseño siempre son una parte fundamental a la hora de realizar proyectos de reformas de viviendas, pero todo diseño e innovación debe ir acompañado de un programa propio de control de calidad y de un plan de seguimiento que asegura la correcta ejecución de las obras y de todos sus componentes.

La Arquitectura abarca, entre otras muchas cosas, desde cómo situar un edificio en el entramado urbano hasta el detalle más pequeño del cerramiento de fachada; desde el diseño y elección de las instalaciones hasta la gestión y organización de todos los agentes que colaboran en la construcción de un edificio. Es un conocimiento global.

Como tal, todos los elementos que constituyen una obra tienen que estar bien desarrollados para que el resultado final sea satisfactorio. Muchos de esos elementos forman parte de la decoración, pero la gran mayoría son elementos que no se ven. Se decía en otros tiempos que la arquitectura no era otra cosa que construcción decorada. Y esa decoración que es muchas veces efímera y cambia según los tiempos, tiene que subsistir sobre una base estable, que esté bien rematada, donde todos los elementos estructurales de los sistemas constructivos y de instalaciones hayan sido realizados correctamente y que cumplan con los requisitos técnicos de calidad.

Paredes

En lo estructural no existen grandes diferencias entre una casa de clase alta, media o baja, sino que las particularidades de cada una se evidencian más bien en la tecnología de los materiales y en los acabados. Pero es lo que esconden las paredes, los sistemas de instalaciones, donde se define si una casa está bien o mal hecha.

En la construcción de las edificaciones, uno de los aspectos más importantes de las instalaciones, ya sean eléctricas, hidráulicas, pluviales, de saneamiento, de climatización, de gas, de telecomunicaciones o demóticas, es el buen funcionamiento en el uso diario, debido a que satisfacen las necesidades básicas del ser humano. Estas instalaciones básicamente deben cumplir con las exigencias de habitabilidad, funcionabilidad, durabilidad y economía en toda la vivienda. Estas instalaciones hacen que el edificio “funcione”.

Una construcción bien hecha es aquella donde no se encuentra una incomodidad física de la cual quejarse, a la vez que la mente y el ser bailan de acuerdo al ritmo y al ambiente que se ha edificado, el que se necesita para la actividad que se va vivir; dónde la temperatura es adecuada, la luz es la correcta para cada espacio, el aire está donde debe y las sombras donde son útiles.

Para eso es necesario un Arquitecto que haga uso de las diferentes técnicas y herramientas, no solo decorativas sino también constructivas e “invisibles”, que harán posible obtener las condiciones que necesitan el cuerpo y la mente. Comprender cómo siente, cómo vive el individuo para poder materializarle un espacio que pasa a convertirse en una experiencia que mejora su vida.

Contenido validado por María Luisa De La Rubia
Socia Fundadora en Reformadisimo