Las obras y reformas, sobre todo si son de gran envergadura, cuentan en muchos casos con un jefe de obra. Esta figura, que no es necesaria, por ejemplo, para la reforma de un baño, se convierte en imprescindible cuando se trata de renovar una vivienda entera. O al menos, una buena parte de ella, que incluya al menos dos tipos de profesionales. Esto es: albañiles, pintores y electricistas; o fontaneros, pintores y ebanistas.

Hay quien piensa que el jefe de obra es alguien que lleva un casco y no realiza tareas de reforma o como alguien que “no se mancha las manos”. Es decir, como alguien que hace menos que los operarios y que aporta poco. Es decir, alguien prescindible y poco menos que un gasto más. Nada más lejos de la realidad. Quienes hacen estas afirmaciones o piensan de esta manera lo hacen desde el más profundo desconocimiento de su labor. Porque la figura de un jefe de obra y sus funciones aportan numerosas ventajas durante una obra o una reforma.

Principales funciones de un jefe de obra

Para poder valorar adecuadamente el papel de un jefe de obra, lo primero es conocer sus funciones dentro de una. Porque no se limita a una sola, como sucede en el caso de los operarios especializados. Estos se limitarán a pintar paredes, colocar y barnizar la tarima o cambiar las cañerías, según su área de especialización. Un jefe de obra, entre otras cosas, se dedica a facilitar al propietario de la vivienda tanto la planificación de una reforma como el seguimiento de la obra.

Esta figura se encarga de llevar a cabo toda la preparación de la obra en colaboración y contacto con el dueño de la vivienda o casa a remodelar. También de dirigir su ejecución y de vigilar que se cumplan los plazos. En caso de que estos plazos no se cumplan, se encarga de encontrar el origen del problema. Y si es necesario, de cambiar su planificación y plazos y de acordarlos con el dueño del espacio en reforma.

En este caso, también hablará con los proveedores y los grupos de operarios para tratar de paliar los efectos del retraso. Y para tratar que no se vuelva a producir. Asimismo, será el encargado de que los suministros de materiales se realicen conforme a los acordado. O de que cada equipo de trabajo realice correctamente las tareas asignadas. Un tema que puede parecer menor, las quejas y su gestión, también es un trabajo para el jefe de obra. Se encargará tanto de las que surjan entre equipos de trabajo como de las que tengan los propietarios. Y las de los equipos de trabajo con respecto de los dueños de la vivienda, que también pueden surgir.

Junto a todas estas funciones, el jefe de obra será el principal encargado, junto con el dueño del piso, de acordar y elaborar el presupuesto de la obra. También de ir revisándolo periódicamente para que no sobrepase los límites acordados. Pero aparte de esto también deberá revisar y dar su aprobación a las facturas que le presenten los diferentes equipos que trabajen en una obra. En caso de que la reforma vaya a durar bastante tiempo, también tendrá que tener controladas las nóminas o pagos periódicos que se hagan a los trabajadores y empresas. Por otro lado, irá controlando, de manera periódica, que los acabados y estándares de calidad de cada una de las partes de la obra quedan dentro de lo acordado.

El jefe de obra y el papeleo: gestiones e informes

Un jefe de obra también se encarga de evitar problemas de papeleos y gestiones en una reforma. Por lo tanto, gestionan contratos con los grupos de trabajo, aparte de obtener los permisos de obras y otras licencias necesarias por parte de las autoridades. Es asimismo el interlocutor del propietario de la vivienda con los operarios. También entre los distintos grupos de trabajo, con los que se reunirá cada cierto tiempo. Así se asegura de que la comunicación es fluida, aparte de detectar cuando antes los problemas que puedan surgir.

Otra de sus tareas es la elaboración de informes sobre cualquier tipo de incidencia. También del estado y la marcha de la obra. No sólo de uno final con todos los resultados al detalle. Para facilitar el seguimiento de la obra suele realizar varios durante el transcurso de una reforma. Así, la propiedad de la vivienda en remodelación también estará mejora informada de la situación.

Las reuniones del jefe de obra con los dueños del espacio suelen ser también periódicas. En ellas no sólo informa del estado de la obra, sino que también acuerda con ellos cualquier modificación o añadido a los planes iniciales. Lo mismo sucede con los aumentos de presupuesto necesarios para acometer las novedades.

Contratación y capacitación de personal

Es muy probable que también sea el encargado de la contratación de todo el personal que trabajará en una reforma. A no ser que su trabajo esté directa o indirectamente relacionado con la construcción, es bastante complicado que quien encarga la reforma sepa exactamente qué tipo de profesionales pueden realizar cada parte. También que tenga contacto directo con todos los que necesita. Y mucho menos que tenga referencias de todos los equipos de trabajo necesarios para una reforma.

Un jefe de obra trabaja generalmente con distintos grupos de profesionales de confianza. Por lo tanto, encargarle la contratación de personal redunda no sólo en que tendrá en poco tiempo localizados a todos. También serán, casi con total seguridad, de confianza. Además, se encargará de que cumplan escrupulosamente la normativa de higiene y seguridad en el trabajo, lo que evitará no sólo accidentes. Impedirá que haya sanciones y paralizaciones de obra, en el caso de que se produzca una inspección.

En caso de que alguna de la parte de la obra requiera de alguna técnica especial que los empleados no dominen, el jefe de obra se encarga de procurarles la formación y capacitación necesaria para llevarla a cabo de manera eficaz.

Los jefes de obra, habitualmente, se encargan, aparte de todo esto, de entrar en contacto con distintas aseguradoras. No sólo para tener asegurados a los empleados o para tener tanto la obra como los materiales protegidos. También pueden aconsejar cuál es la mejor póliza para cuando se termine la obra. O lo que hay que tener en cuenta a la hora de contratarla, así como de gestionar las relaciones con peritos o tasadores.

Perfil de un jefe de obra

Como has podido comprobar, los jefes de obra, por la cantidad de tareas que desempeñan, tienen un perfil multidisciplinar. Entre otras cosas, además de habilidades de liderazgo, deben tener contactos dentro del mundo de las reformas. Asimismo, tienen que dominar la legislación vigente sobre permisos y reformas. Deben ser también muy organizados y firmes de cara al cumplimiento de presupuestos y plazos. Y concienzudos y meticulosos, para comprobar que todas las obras se están realizando según lo planificado.

Un jefe de obra tiene, aparte de todo esto, que tener una personalidad conciliadora. Será útil cuando tengan que mediar entre operarios y propietarios, porque pueden surgir problemas. Lógicamente, ha de ser una persona con dotes comunicativas, puesto que es el encargado de funcionar como enlace entre todas las partes implicadas en una reforma. Y debe saber expresarse con claridad no sólo oralmente. También por escrito, ya que ha de elaborar informes, como hemos mencionado.

Asimismo, contará con ciertos conocimientos de contabilidad de cara a los presupuestos, aparte de conocer las bases del cálculo de superficies. Y ser capaz de gestionar y solventar riesgos y problemas.

La multitarea es una de las principales habilidades de este tipo de profesionales, puesto que una reforma requiere la realización y control de varias tareas al mismo tiempo.

Ventajas de contar con un jefe de obra

A la vista de todo lo mencionado, queda claro que las ventajas de contar con un jefe de obra son múltiples. Quizá la principal es que facilitará mucho el trabajo y el proceso de la reforma a todas las partes implicadas. Con él, el dueño del espacio a reformar no tendrá que hablar con decenas de personas, buscar personal, pedir permisos y controlar la obra. El jefe de obra lo hará todo por él. Y será la única persona con la que tenga que hablar para todo lo relacionado con el proceso.

Lo mismo sucederá con los grupos de trabajo que participarán en la reforma. Para hablar y negociar entre ellos y con el propietario de la casa no tendrán que mantener mil reuniones. Sólo hablarán con el jefe de obra, que se encargarán de transmitir de unos a otros los problemas. También de mediar y proponer facilidades y soluciones.

Al agilizar las conversaciones, estar pendiente de que todo marche según lo previsto y de proponer soluciones ante problemas, la figura de un jefe de obra incidirá también en que termine antes. De otra manera, los cuellos de botella y la falta de comunicación pueden llevar a un incumplimiento de los plazos. Y al alargamiento innecesario de las obras.

En definitiva, un jefe de obra es una figura que en cualquier reforma no sólo es importante, sino en muchos casos, imprescindible.

Contenido validado por María Luisa De La Rubia
Socia Fundadora en Reformadisimo