La reforma integral de un baño no solo implica el cambio de sanitarios, la pared y el suelo. También hay que modificar en la práctica totalidad de los casos los grifos. Ya sea porque es necesario instalar unos que queden mejor con la decoración elegida para el baño, como para modernizar los que tenías hasta ahora, toca elegir unos nuevos. En la actualidad hay diferentes modelos para elegir, y ya no hay que limitarse a los bimando de toda la vida. Hay muchos tipos de grifos de baño.
Tampoco hay que optar únicamente los que van integrados en los sanitarios. Ni por grifos pequeños o que no puedan sacarse del soporte. Con el paso de los años han ido apareciendo distintos tipos de grifos de baño, que además de cumplir su función pueden también mejorar la estética del baño. E incluso permitir la personalización de la expulsión del agua. A continuación te mostramos una lista de los principales tipos de grifos de baño, en función de su instalación, pero también de la manera en que se accionan.
Tipos de grifos de baño por instalación
Antes de considerar los tipos de grifos de baño por instalación, es necesario conocer la distribución de las tuberías de agua. En función de como estén, se podrán optar por unos u otros. Eso sí, en caso de realizar una reforma integral, si se cambian las tuberías, se pueden colocar de acuerdo al tipo de grifo por instalación que queramos. Porque dependiendo de la orientación y colocación que tengan, se podrá elegir uno u otro. También hay que elegirlos, eso sí, en función del sanitario (ducha, lavabo, bidet) en cuestión. Algunos están preparados para grifos más convencionales. Mientras, otros están listos para todo tipo de grifos.
Los grifos más habituales, y los que se ven con más frecuencia, son los grifos de repisa. Son los que se instalan en la parte de encimera de lavabos y bidets. En algunos casos, y en función del diseño que tenga la bañera, también en ella. Su instalación es bastante sencilla, y además, muchos modelos de sanitarios vienen preparados para ellos. Eso sí, dentro de este tipo de grifos luego hay deferentes modelos, en función del tipo de apertura y del diseño y prestaciones que tengan.
Además de este tipo de grifos, están los grifos murales, que se colocan en la pared, sobre el sanitario en cuestión. Se pueden instalar, eso sí, únicamente cuando las tuberías de agua de la instalación de la vivienda suben por la pared. Por lo tanto, si vas a hacer una reforma de gran calado en el baño y quieres instalar este tipo de grifos, tenlo en cuenta. Su instalación, por tanto, es más compleja que la de los grifos de repisa. Pero a cambio, al estar empotrados o colocados pegados a la pared, dejan más espacio libre para poder maniobrar con lavabos o bañeras.
En función de la apertura
Hasta ahora hemos visto los tipos de grifo de baño que hay en función de cómo se instalan. Ahora repasaremos los que hay en función de su apertura. Los más convencionales, y los que se instalaban con más frecuencia hasta hace unos años eran los grifos bimando. Estos tienen un grifo para la salida del agua y dos mandos para regularla, uno para el agua caliente y otro para la fría. Estos pueden ir pegados al grifo o colocados a ambos lados. En la actualidad no son los más utilizados, salvo en el caso de que se necesiten para dotar al baño de un aspecto determinado. Por ejemplo, retro.
Los más populares en la actualidad, tanto en la cocina como en el baño, son los grifos monomando. En ellos hay un solo mando para controlar la intensidad del agua que sale por el grifo, lo mismo que el agua fría y la caliente. Para regular su intensidad hay que abrirlo más o menos.
Para regular el nivel de temperatura del agua, es decir, la mezcla entre caliente y fría que tendrá, hay que moverlo de izquierda a derecha. Al cerrarlo hay que bajarlo y desplazarlo al centro, dejando el mando sobre el grifo. En los baños se pueden encontrar tanto en el lavabo como en el bidet. En muchos casos, también en bañeras e incluso en duchas.
Otro de los tipos de grifos de baño más populares en la actualidad, sobre todo en bañeras y duchas, son los grifos termostáticos. Estos tienen dos mandos. El primero sirve para regular la temperatura del agua, que suele ser giratorio y que permite seleccionar la temperatura exacta a la que queremos el agua. De esta manera se evitan los sobresaltos por seleccionarla a ciegas como sucede con el resto de tipos de grifo. En cuanto al segundo, se utiliza para regular el nivel de intensidad de agua. Aparte de permitir alcanzar con precisión una temperatura concreta del agua, también cuentan con otras ventajas. Entre ellas, que permiten ahorrar agua.
De todos los grifos de este tipo, los más modernos son sin duda los grifos electrónicos. En la actualidad están sobre todo presentes en los lavabos de establecimientos públicos, restaurantes, etc. También en muchas habitaciones de hotel o en las duchas de los vestuarios de los gimnasios. Pero poco a poco están comenzando a llegar a las viviendas. Se trata de grifos que permiten ahorrar agua, y son bastante cómodos, puesto que en muchos casos no cuentan con mandos. Tan solo un pequeño regulador para la temperatura, que se puede dejar fijo aunque el grifo esté cerrado.
Los hay de dos tipos, en función de su sistema de funcionamiento: grifos electrónicos accionados por sensores o por un pulsador. Los primeros, aparentemente, no cuentan con un mando para abrir el agua o regular su caudal. Pero la cosa cambia cuando se colocan las manos debajo. Disponen de un sensor de movimiento que se activa cuando “nota” la presencia de las manos en movimiento.
Entonces el sensor se encarga de abrir automáticamente el grifo. El agua seguirá saliendo durante un tiempo, mientras note la presencia de las manos. Si se retiran, pasado un corto espacio, el agua dejará de salir. En cuanto a los grifos electrónicos accionados mediante un pulsador, el agua comienza a salir por ellos nada más pulsarlos. Al cabo de un tiempo prefijado, el grifo se cierra automáticamente y deja de salir el agua por ellos.
CONTENIDO VALIDADO POR MARÍA LUISA DE LA RUBIA
Socia Fundadora en Reformadisimo