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Dentro de las tendencias en diseño de interiores, el open concept es una de las que está cobrando más fuerza en los últimos tiempos. A pesar de que su nombre pueda despistar, se trata de algo muy sencillo: diseñar espacios abiertos en viviendas y oficinas (Reforma de oficinas en Madrid) que consigan la integración de unos espacios en otros. En muchas viviendas de nueva construcción ya se utiliza para unir espacios. Y en diversos casos, cuando hay una reforma, se suele estudiar también la posibilidad de aplicarlo en algunos espacios. Sobre todo, entre la cocina y el salón. Pero no siempre es posible utilizarlo. Descubre cuándo puedes hacerlo y de qué depende o no su uso.

¿En qué consiste el open concept?

El open concept, como hemos visto, consiste básicamente en integrar unos espacios en otros. En la práctica, se basa en eliminar la separación entre estancias. Por ejemplo, en eliminar las paredes que separan los distintos departamentos de una oficina para crear un único espacio abierto. O en unir la cocina y el salón en una vivienda y dejarlos sin paredes que los separen.

El open concept puede aplicarse también dentro de otros espacios. Por ejemplo, entre un dormitorio y un vestidor contiguo. O entre un baño y un dormitorio. O puede que hasta sea posible unir estos tres espacios. Pero no siempre es posible. Sobre todo en el caso en el que se encuentra implicado un baño. Depende de muchos factores que se pueda utilizar o no, como veremos a continuación.

Factores que desaconsejan su uso en una vivienda

Cuando una vivienda no es muy grande, utilizar el open concept para fusionar espacios puede tener un mal resultado. Puede que al hacerlo, la impresión que se lleve quien acuda a ella es que todo está muy junto y abigarrado. En un estudio ya se cuenta con ello, y generalmente suele ser para una única persona. Pero si se unen espacios en un piso de 60 o 70 metros cuadrados, el resultado puede ser el contrario al deseado. Incluso se puede dar la impresión equivocada de que es en realidad más pequeño de lo que realmente es.

Otro de los puntos que desaconsejan el uso del open concept, particularmente en el caso de la cocina y el salón, es que no haya una buena ventilación en el espacio de la cocina y el salón, y que este no esté separado completamente del resto de la vivienda. Si se dan ambos casos, el olor a comida cuando se esté cocinando se puede extender por toda la vivienda. A no ser que la vivienda esté ocupada por una sola persona, y aun así, el resultado puede ser bastante desagradable.

Tampoco hay que utilizar el open concept en una vivienda nueva ni en una reforma si va a dar lugar a una falta de intimidad y a incomodar a quienes van a vivir en ella. Por ejemplo, en familias de varios miembros en casas con el espacio justo para que todos sus miembros estén cómodos en estancias separadas, pero que pueden estar incómodos si no es así. En el caso de que haya adolescentes en la familia y la casa no sea lo bastante amplia como para que puedan tener un espacio propio y alejado de los demás. Esto, sí es posible hacerlo en viviendas de varios pisos, aplicando el open concept en la planta baja y en las más altas, donde se encuentran los dormitorios y al menos uno de los baños, mantener las paredes de separación.

Cuándo sí es aconsejable utilizar el open concept

Si vives solo o en pareja, y no tenéis problemas con la intimidad, sí podéis utilizar tranquilamente el open concept al acometer una reforma. Quizá el más cómodo en este caso será el que permite la unión entre el dormitorio y el vestidor. Incluso se puede incluir el baño. Pero esto último solo resulta recomendable si la estancia resultante va a ser muy amplia. Tanto como para poder establecer zonas diferenciadas entre espacios.

También es posible separar de la vista con un pequeño muro alguno de los sanitarios para dar un poco de intimidad. Por ejemplo, el inodoro y el bidet. En este caso, el muro no tiene por qué ir de suelo a techo. Puede levantarse de manera que su borde quede justo a media distancia del techo y dará la misma sensación de comodidad a quien haga uso del sanitario en cada momento. Además, no romperá la sensación de amplitud.

También puedes utilizarlo entre la cocina y el salón, como hemos visto, si la vivienda es grande y la zona está aislada del resto. Por ejemplo, en otra planta. Así, en muchas viviendas unifamiliares, incluso ya con cierta antigüedad, la cocina y al menos una salita, siempre en la planta baja, están unidas. Pero las habitaciones y otras zonas del resto de la casa se encuentran en plantas superiores, separadas por paredes.

Esto se debe a que en dichas casas, la cocina y un espacio para estar se concebían como zonas en las que estar y participar de todo para la familia. Pues en no pocas viviendas unifamiliares se ha apostado también por unir la cocina y el salón, y separar ambos ambientes del resto de estancias, bien con puertas y muros, o construyéndolas en otras plantas. Eso sí, en este caso, la estancia resultante deberá adecuarse a la cocina y su disposición, y no al revés.

Tirar un par de paredes no es aplicar el open concept. Hay que cuidar la decoración y disposición de elementos para que el conjunto resulte agradable. Por ejemplo, ocultar tras una isla, o en armarios, los electrodomésticos. Así no se verán cuando no se usan. O bien elegir modelos silenciosos para no hacer ruido y molestar cuando se disfruta de una película en familia.

Por eso, además de tener en cuenta cuándo se puede utilizar o no el open concept, hay que cuidar el resultado apoyándose en la decoración. También otorgando intimidad en los espacios que la pidan.

También es buena idea utilizarlo en las reformas de oficinas para crear un espacio más abierto y libre.

Si te gustan los espacios abiertos, pero no estás muy seguro de si en tu vivienda o en tu oficina se puede aplicar, ¡pregunta a una empresa experta en reformas como Reformadisimo antes de utilizarlo!