Introducción – pequeños cambios, grandes consecuencias

Es tentador pensar que unas pequeñas obras en casa no le importan a nadie. Cerrar esa terraza para ganar metros, tirar un tabique para unir la cocina al salón, cambiar la ventana por tu cuenta… Al fin y al cabo, “¿quién se va a enterar?” Te dices que son detalles, que todos lo hacen y no pasa nada.

Sin embargo, la realidad demuestra lo contrario: una reforma sin licencia puede convertirse en un dolor de cabeza enorme, incluso muchos años después. Ese pequeño cambio “inocente” realizado a escondidas puede salirte carísimo a largo plazo – tanto en dinero como en disgustos personales.

Imagina el golpe emocional de descubrir, de repente, que tu hogar soñado incumple la ley y te tiene atrapada en problemas legales.

Aquí vamos a hablar con el corazón en la mano: de madre a madre, de mujer a mujer, sobre los peligros reales (y evitables) de las reformas ilegales. Porque te entendemos: quieres mejorar tu casa y sentirla tuya. Pero hacerlo sin permisos puede destruir esa tranquilidad que buscas.