Tarde o temprano, todos los propietarios de una vivienda tienen que hacer frente a su temida reforma integral. Se trata de un proceso que no solo es costoso y largo, sino que requiere tener en cuenta una serie de factores para que todo salga según lo planeado. No solo saber lo que quieres hacer o contratar una empresa de reformas. Hay muchas cosas que debes considerar antes de comenzar una reforma integral.
Para empezar, el presupuesto. De lo que quieras o puedas gastarte va a depender, desde la calidad de los materiales hasta la cantidad de cambios que vas a poder hacer. Pero esto es bastante lógico. Hay otros puntos importantes que puede que no tengas en cuenta antes de empezar. Por ejemplo, los relacionados con los permisos o la logística. Y son bastante importantes. Tanto, que si uno de ellos se te pasa por alto no solo se retrasarán las obras o tendrás peores resultados. También puede que las autoridades las paralicen o tengas que pagar una multa por no haber solicitado los permisos adecuados o cumplido los plazos. Por eso es importante saber exactamente qué implica una reforma integral antes de que empiece todo. Como expertos en reformas integrales en Madrid, te contamos todo lo que tienes que conocer.
Antes de una reforma integral: permisos
Además de saber lo que quieres hacer y el presupuesto que tienes disponible para ello, también tienes que tener en cuenta un punto importante: los permisos que debes pedir. Cuando haces una obra, no puedes lanzarte a ella sin más, y sin comunicárselo a la comunidad de vecinos y/o al ayuntamiento. Necesitas contar con autorización en muchas ocasiones para poder hacer una reforma integral, ya que en prácticamente todos los casos lo que hagas va a afectar a la disposición de la vivienda, e incluso en algunos casos a la estructura. No es lo mismo tirar los tabiques que separan la cocina del salón que cambiar dos puertas. Por eso, para lo primero necesitas permiso.
Pero antes de solicitar las autorizaciones pertinentes, tienes que tener ya elegida a la empresa que se encargará de la reforma. Es mejor hacerlo así, y que una única empresa se encargue de todo. Desde la compra de materiales hasta la gestión de las cuadrillas de trabajo y la comunicación entre los propietarios de la vivienda y los operarios. Es la mejor manera de evitar problemas y molestias. También de acabar la obra en el menor tiempo posible, puesto que se minimizarán tiempos muertos entre las distintas cuadrillas de trabajo.
Una vez tengas elegida la empresa, toca reunirse con ellos, explicarles lo que quieres y necesitas y esperar a que hagan una propuesta. En función de lo que se acuerde, habrá que hacer planos. Sobre todo en el caso de que las obras requieran modificaciones de la disposición de sus estancias. Una vez aceptada la propuesta, podrán trabajar en un presupuesto que indique el coste de la obra en su totalidad, así como el de cada concepto. Cuando este esté aprobado, tocaría empezar la obra, pero antes hay que esperar los permisos.
Para empezar, si la vivienda forma parte de una comunidad, no está de más informar a los vecinos en una reunión de las obras que vas a hacer. En caso de que con ellas se modifique el aspecto exterior de la misma, entre otros casos, tendrás que contar con su permiso expreso. Si no lo consigues, tendrás que hacer cambios hasta que lo den por bueno. Después, cuando cuentes con el permiso de la comunidad de vecinos, o estos estén informados, puedes acudir al ayuntamiento para los permisos oficiales.
Para este tipo de reformas será necesario solicitar el permiso, para lo que además tendrás que pagar una tasa. Esta no es fija, sino que depende de la localidad y la comunidad autónoma en la que esté la vivienda. También del coste de la obra, puesto que se calcula con base en el presupuesto. Por ejemplo, en la Comunidad de Madrid, la tasa que tendrás que abonar para poder conseguir el permiso favorable está entre el 4% y el 6% del coste total de la reforma según el presupuesto.
Este permiso tarda en otorgarse varios días, en función del Ayuntamiento y la oficina que se encargue de tramitarlo. Pero no es el último trámite que tendrás que llevar a cabo. Para contar con todo el papeleo en regla existe otro impuesto que hay que satisfacer: el de Construcciones, instalaciones y obras (ICIO). Este también se calcula con base en el presupuesto de la obra: será entre el 2% y el 4% del mismo.
En el momento en que te concedan el permiso de obra y tengas pagadas todas las tasas, ya puedes comenzar la obra. No lo hagas antes, porque si las autoridades se dan cuenta te pueden paralizar la obra y además tendrás que pagar una multa además de la cantidad estipulada.
Al empezar la reforma: elementos comunes y escombros
Si vives en una comunidad de vecinos tendrás que tener cuidado con las zonas comunes mientras dure la obra. Por lo tanto, la empresa que se encargue de la obra tendrá que protegerlas. Así, tendrán que forrar con cartón o papel el interior de los ascensores que utilicen hasta media altura. También los suelos por los que pasen y las paredes que puedan resultar dañadas en el portal o el descansillo del piso en el que esté la vivienda de la obra. Así estos espacios no resultarán dañados cuando los operarios pasen por ellos con materiales de construcción o escombros. Generalmente, de esto se encarga la empresa que hace la reforma, y el coste de las labores de protección suele ir incluido en el presupuesto.
También tienes que tener presente que los escombros que salen de la vivienda se tienen que acumular en alguna parte. En concreto, en contenedores de obra, o en sacos dispuestos para restos y cascotes si la obra no es muy grande.
Otros inconvenientes de una reforma integral
Una reforma integral implica que la vivienda quedará inutilizada mientras la obra se lleva a cabo. Esto quiere decir que, si vives en ella, tendrás que buscarte otro sitio para pasar una temporada. En función de qué tipo de obras quieras realizar, el tamaño del piso y otros factores, como los tiempos de secado, puedes llegar a tener que pasar dos o tres semanas fuera de ella. Por eso, lo primero que tienes que saber es cuánto va a durar la obra. Y optar por hacer la reforma en verano. Además de que se secarán antes las superficies, es probable que puedas coger vacaciones durante la obra, y marchar fuera unos días.
De otra manera, tendrás que pedirle a algún familiar que te deje quedarse en su casa o, si no queda otro remedio, alquilar una vivienda o pasar unos días en un hotel. En cualquier caso, la situación será incómoda, pero en el último, encarecerá aún más el presupuesto relacionado con la reforma integral.
Aparte de esto, tendrás probablemente que vaciar la vivienda: más inconvenientes. Como mucho, podrás acordar que la reforma se haga por pasos, y que muebles y enseres vayan pasando de una estancia a otra. Pero si no es viable no quedará otra opción que llevarlo todo a un guardamuebles. Es decir, realizar prácticamente una mudanza. Con todo lo que ello conlleva, gastos incluidos. Por eso, conviene que cuando vayas a realizar una reforma integral tengas en cuenta que además de los gastos propios de la obra, tendrás otros adicionales.
¿Cuál es el resultado? Que sus costes totales serán más elevados de lo que creías. En muchos casos, una buena parte estará incluido en el presupuesto. En cualquier caso, pregúntalo siempre para evitar sustos y dar por sentada la petición de permisos. Cuando tengas todo claro y todos los supuestos que hemos mencionado previstos, planificados, presupuestados y preparados ¡lánzate a reformar tu vivienda de arriba abajo!
CONTENIDO VALIDADO POR MARÍA LUISA DE LA RUBIA
Socia Fundadora en Reformadisimo