Con el precio de los alquileres por las nubes, cada vez son más las personas que se animan a adquirir una vivienda. Y, ante una de las decisiones más importantes que vamos a tomar a lo largo de nuestras vidas, siempre surge la eterna pregunta. ¿Comprar obra de nueva construcción o reformar una casa antigua? Inclinarse por una opción u otra no es tarea fácil. Ya sea por las circunstancias personales y las proyecciones de futuro de cada uno. O bien, por los factores determinantes a tener en cuenta respecto a la vivienda en sí. Somos conscientes de la complejidad de la cuestión. Por eso, hoy acudimos en tu ayuda para despejar todas las dudas que te puedas plantear en el momento de elegir.

Situación actual y perspectivas de futuro

Lo primero es que analices tu situación actual. También, que te hagas una idea de cómo y dónde quieres verte en un futuro. Según tus necesidades y estilo de vida, la balanza se inclinará hacia la opción de comprar obra nueva o la de reformar una casa antigua. Así que hazte las siguientes preguntas: ¿Quiero vivir en el centro de una ciudad, en una zona residencial periférica o en un entorno rural? ¿Qué me aportará mayor comodidad y bienestar: un piso, una vivienda adosada o una aislada? ¿Cuál es la mejor opción si tengo la intención de formar una familia? ¿Me interesa llevar a cabo una rehabilitación como inversión a corto, medio o largo plazo?

Una vez respondidas estas cuestiones de carácter más personal, pasemos a lo siguiente. Examinar otros elementos objetivos que te ayudarán definitivamente a tomar la decisión que mejor te convenga.

ideas para reformar una casa vieja

Precios: comprar obra nueva o reformar una casa antigua

En la actualidad, y desde hace varios años, la mayoría de las viviendas que se adquieren son usadas. Según los expertos, estas llegan a costar entre un 10% y un 50% más baratas que las de obra nueva. Eso sí, dependiendo de la dimensión de la rehabilitación que requieran. Así que el ahorro es sustancial, y parte de él puede destinarse a reformar una casa antigua. Y si quieres evitarte imprevistos con los gastos de la renovación, acude a profesionales que te ofrecerán un presupuesto cerrado, adaptado a tus necesidades y posibilidades y sin compromisos. Además, es importante señalar que en operaciones de compraventa de una vivienda con décadas a sus espaldas, siempre es posible negociar el precio con el vendedor. Y este, al encontrarse –en general- libre de cargas hipotecarias, puede ajustar más el importe. Por contra, las promociones de nueva construcción no admiten rebajas.

Ubicación de la vivienda

La ubicación de la vivienda será, sin duda, un punto determinante en tu decisión entre comprar una nueva o adquirir y reformar una casa antigua. Si quieres residir en una zona urbana y céntrica, con fácil acceso a la vida social, cultural y comercial, la mayor parte de la oferta la encontrarás en viviendas de segunda mano. Los terrenos edificables son escasísimos en los barrios más emblemáticos y consolidados, así que los nuevos desarrollos se realizan en las afueras. Mientras que en estas urbanizaciones la oferta de servicios (escuelas, centros de salud, cines, tiendas) es menor, es habitual contar con amplias zonas comunes para el ocio y el deporte (piscinas, jardines, parques infantiles). Por otro lado, hallar casas a estrenar en un entorno rural es extremadamente difícil, pero en el mercado abundan viviendas rústicas muy antiguas a reformar a precios del todo interesantes. En resumidas cuentas, dispondrás de una mayor libertad de elección si apuestas por un piso usado, ya que la relación precio/ubicación es mucho mejor que en el caso de la obra nueva.

Reformar una casa antigua y su revalorización

Dada la localización de las viviendas usadas (en barrios céntricos) y sus características (amplitud, valor arquitectónico, solidez constructiva, techos altos, terrazas y balcones señoriales y elegantes fachadas), estas siempre gozarán de una alta demanda. Por tanto, reformar una casa antigua es una buenísima opción, ya que se revalorizará enormemente incluso a corto plazo y muy por encima de una vivienda nueva.  Aunque variará según la ciudad, la rentabilidad será bastante alta, lo que te aportará grandes beneficios si en un futuro deseas venderla. De acuerdo con un estudio reciente, una rehabilitación puede aumentar el valor de una vivienda entre un 20% y un 65%, dependiendo de la zona en que se encuentre. Tómate la reforma como una inversión y saldrás ganando.

Calidad de las instalaciones y eficiencia energética

Dando por hecho que la estructura no va a presentar problemas, la mayor atención debe recaer entonces en las instalaciones, pues de ello dependerá la habitabilidad de la vivienda. Si bien las casas a estrenar están dotadas de equipos totalmente nuevos y en perfecto estado de revista, al reformar una casa antigua has de considerar que los sistemas de fontanería y electricidad podrán requerir cambios, revisiones o reparaciones. Aunque hay inmuebles de 50 años o más que no han sufrido averías en este aspecto, a partir de los 25 es posible que instalaciones eléctricas y tuberías empiecen a mostrar signos de deterioro. Debes saber que es posible cambiar la instalación eléctrica de la vivienda. Por otro lado, las construcciones de obra nueva presentan –ya que están obligadas a ello- el certificado de máxima eficiencia energética, lo que se traduce en buenos aislamientos (acústicos y térmicos) y en un consumo más reducido de energía.

Diferencia de gastos entre vivienda nueva y usada

Financiación

La concesión de un préstamo hipotecario no dependerá, en principio, de si se trata de una nueva promoción o de una vivienda de segunda mano a reformar. La entidad financiera lo determinará en función de la tasación del inmueble y del diagnóstico de tu situación económica. El importe máximo que suelen conceder las entidades bancarias equivale al 80% del valor de tasación, aunque actualmente es muy común conseguir financiación para comprar y reformar una casa antigua. Este tipo de crédito conlleva mejores condiciones y ventajas en comparación con un préstamo personal para costear las obras de renovación. Y, desde luego, resulta más cómodo y conveniente que intentar pactar con el banco una ampliación de la hipoteca después de la compra.

Impuestos

Uno de los puntos que muchas personas ignoran a la hora de preguntarse si reformar una casa antigua o adquirir una a estrenar es el impuesto de compra. La adquisición de una vivienda nueva a precio de mercado está gravada con un IVA del 10% (si se trata de pisos de protección pública el porcentaje se reduce al 4%). Y a este impuesto se ha de sumar el de Actos Jurídicos Documentados, que varía según la comunidad autónoma.

En cambio, para la vivienda usada el tributo a tener en cuenta es el Impuesto sobre Transmisiones Patrimoniales (ITP), con un gravamen menor. Aunque también depende de la comunidad autónoma, por lo general se aplica un tipo de entre el 6% y el 10% del precio escriturado. Cabe destacar que existen reducciones en el ITP para primeras residencias, menores de 35 años, familias numerosas o personas con discapacidad. No hay que olvidar el Impuesto sobre Construcciones, Instalaciones y Obras (ICIO), que grava las reformas y cuya cuantía establece cada ayuntamiento en sus ordenanzas fiscales. Este tributo suele oscilar entre el 4% y el 6% del total del presupuesto de la obra. Reformas especiales para discapacitados en tu hogar.

Infraestructuras comunes

En el caso de que te decantes por adquirir y reformar una casa antigua no solo es fundamental asegurarse del buen estado del piso en sí. También resulta necesario examinar las condiciones en que se encuentran las infraestructuras comunes (fachada, tuberías, ascensor, calefacción, contadores). Cualquier obra posterior en la comunidad provocará un aumento en el precio de la cuota mensual y, por tanto, supondrá un gasto inesperado. En este sentido, es aconsejable saber si el inmueble ha sido objeto de la inspección técnica de edificaciones (ITE) recientemente o si debe hacerlo en los próximos años. La ITE se trata de un control técnico al que se deben someter las construcciones de más de 45 años y que puede consultarse en los ayuntamientos. En cuanto a la vivienda nueva, es de esperar que no requiera gastos comunitarios extraordinarios de este tipo en largos años. De todos modos, en caso de imprevistos, siempre te cubrirán los plazos de garantía marcados por la Ley de Ordenación de la Edificación (LOE): un año para malos acabados, tres años para problemas que afectan a la habitabilidad y diez para defectos estructurales.

Por lo que respecta a los gastos de comunidad, las diferencias no tienen por qué ser significativas, si bien es cierto que en las nuevas promociones, al disponer de más zonas comunes, los costes suelen ser más elevados.

Subvenciones para reformar una casa antigua

Es de vital importancia que sepas que si apuestas por reformar una casa antigua dispondrás de ayudas gubernamentales muy interesantes. El Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia –aprobado en 2021– prioriza las reformas de carácter sostenible que mejoren la eficiencia energética de los inmuebles. Se podrán pedir subvenciones para obras de rehabilitación de edificios de uso residencial que conlleven una reducción considerable del consumo de energía no renovable, o bien una mejora de la calificación energética. Dentro de esta iniciativa se encuentra el Programa de Rehabilitación de Viviendas para la Recuperación Económica y Social en Entornos Residenciales. Este cuenta con una línea de ayudas que costeará las deducciones en el IRPF a los particulares que potencien la eficiencia energética de sus viviendas mediante el cambio de ventanas o de la caldera, entre otras acciones.

Ventajas de reformar una vivienda antigua

Al comprar una vivienda de nueva construcción, todo te viene dado (carpintería, iluminación, cerramientos, acabados, materiales, distribución) y puede ocurrir que el resultado final no se adecúe a tus necesidades o a las de tu familia. La libertad de elección, en este caso, es bastante limitada. No ocurre así con un piso de segunda mano. Si te inclinas por reformar una casa antigua, se abrirá ante ti un amplísimo abanico de posibilidades para crear el palacio de tus sueños, ese hogar acogedor que siempre habías imaginado. Una vivienda usada siempre será un lienzo en blanco sobre el cual imprimir tu carácter hasta el último detalle, y en tu mano está aprovecharlo para hacer tuyo el espacio y sacarle el máximo partido y rendimiento.

Decoración: crea un hogar personalizado y a tu gusto

Al reformar una casa antigua tendrás toda la capacidad de personalizar y elegir cómo quieres tus suelos, paredes, armarios, encimeras, puertas; dónde quieres la cocina, el salón, el comedor, las habitaciones, los baños. ¿Necesitas una oficina y el dormitorio de invitados es demasiado grande? ¿Prefieres un vestidor amplio a un recibidor enorme? ¿Quieres las ventanas con doble acristalamiento? Y no nos referimos únicamente a los materiales y a la disposición de las diferentes estancias de una casa, es decir, a la calidad y a la comodidad. También hablamos de la decoración, el elemento fundamental para mostrar tu estilo y transmitir tu personalidad, y que esta se pueda respirar hasta en el último rincón de tu vivienda. Recuerda, además, que los pisos antiguos suelen esconder auténticos tesoros que se van descubriendo a lo largo de la reforma (molduras, frisos, baldosas hidráulicas, vigas de madera). Recuperarlos, restaurarlos e integrarlos en tu nuevo hogar harán de las obras de rehabilitación un emocionante viaje creativo y altamente satisfactorio hacia una vivienda única e irrepetible.

Mira este post sobre ¿Cómo amueblar un recibidor?

¿Merece la pena reformar una casa vieja?

Reformar una casa vieja puede ser una opción atractiva por varias razones. En primer lugar, suelen tener un precio más bajo en comparación con las viviendas nuevas. Además, estas casas suelen estar ubicadas en zonas consolidadas, cercanas a servicios y áreas comerciales. Por otra parte, existen subvenciones y ayudas gubernamentales para la rehabilitación de viviendas antiguas, lo que reduce los costes de la reforma. Por último, reformar una casa vieja te da la libertad de personalizarla según tus necesidades y gustos personales, así que podrás convertirla en tu hogar ideal.

Como ves, no existe una respuesta definitiva y universal a la pregunta que planteábamos en el encabezamiento del post de hoy, puesto que la elección final depende muchas variables. Sin embargo, ahora todas las cartas están sobre la mesa y puedes disponer de las herramientas precisas para tomar la decisión más apropiada según tus necesidades, prioridades, posibilidades y planes de futuro.

Y si te inclinas por la opción de comprar y reformar una casa antigua, pídenos presupuesto, en Reformadísimo. somos una empresa consolidada en el sector con una larga trayectoria a sus espaldas. Un equipo, altamente cualificado y multidisciplinar especializado en Reformas Integrales en Madrid, donde estudiamos tu futura vivienda con detenimiento y atención al detalle, ofreciéndote las mejores soluciones. Y todo ello sin ningún compromiso. Contacta aquí ahora.

Contenido validado por María Luisa De La Rubia
Socia Fundadora en Reformadisimo