Las reformas integrales suelen aprovecharse, además de para hacer las reparaciones necesarias en una vivienda, para hacer mejoras. Estas pueden ser muy diversas, y van desde el cambio de la carpintería interior y exterior hasta la reforma completa de la cocina y el baño. También se suele aprovechar para realizar integraciones de unas estancias en otras. Una de las integraciones más frecuentes consiste en eliminar la división entre el aseo y una de las habitaciones, para conseguir un baño integrado en el dormitorio.

Esto tiene numerosas ventajas e inconvenientes, que deben analizarse antes de tomar la decisión de echar abajo las paredes que separan ambas estancias. De esta manera se evita que después, ya hecha la obra, lleguen los arrepentimientos. Los propietarios de las viviendas deben valorar si están dispuestos a hacer este drástico cambio de manera individual, porque lo que para unos es una ventaja para otros puede convertirse en un inconveniente (y viceversa). Esto también les servirá para valorar si están dispuestos a hacer que un baño integrado en el dormitorio al completo o mantener un cierto nivel de separación.

Baño integrado en el dormitorio ¿del todo o con algo de separación?

La construcción de un baño integrado en el dormitorio puede realizarse con distintos grados de separación. Desde una unión radical, conocida como open concept, que no deje ni un solo sanitario fuera de la vista de quien esté en el dormitorio hasta un tabique sin cierre que deje acceso libre al baño desde el dormitorio, pero sin puertas ni mamparas. Además, esta separación puede ser transparente, opaco hasta cierta altura, etc. Varía en función de las necesidades de cada persona.

La opción más radical no suele ser la mayoritaria en las viviendas. Donde si suele estar presente es en las habitaciones de muchos hoteles de categoría superior. Por lo menos, en el caso de la bañera. Dado que una habitación de hotel es un espacio para residir durante uno o varios días, pues la intimidad no es tan importante como en una vivienda. Además, en la mayoría de los casos solo la ocupan una o dos personas. En este último caso, además, suele tratarse de una pareja, por lo que es poco probable que se den situaciones problemas de intimidad.

Plantearse lo mismo en una vivienda regular puede resultar complicado. A no ser que en ella resida solo una persona, claro está. En ese caso, no hay muchos problemas de intimidad. Pero si en la vivienda viven dos o más personas, puede ser un problema. Por eso es más recomendable tener algo de separación con la habitación si se quiere tener algo de intimidad en ciertos momentos. Al menos en el caso del inodoro. También conviene, si hay una ducha, cerrarla para que no se escape el agua y no acabar con toda la estancia inundada.

Descubre otras ideas para reformar un baño.

Ventajas e inconvenientes de integrar el baño en el dormitorio

Como hemos visto hasta ahora, la eliminación de la separación aporta ventajas, pero también inconvenientes. Entre las ventajas está el hecho de que la estancia resultado de unir ambos espacios será más amplia. Además, la zona correspondiente al baño será más luminosa. Generalmente, los baños no suelen contar con luz natural. Pero si se abren al dormitorio sí recibirán luz a través de la ventana de este. Además, la sensación de amplitud que se gana con esta integración provoca una sensación muy relajante.

Por otro lado, aunque no sea mucho, la casa ganará en metros cuadrados útiles, puesto que desaparecerán, en todo o en parte, uno o varios de los muros que antes dividían ambas estancias. No serán muchos, apenas un par de metros, eso si. No obstante, hay que tener cuidado porque en muchos casos no es posible integrar el baño en el dormitorio. Esto sucede cuando una de las paredes del baño de las que se busca prescindir es un muro de carga. Si se elimina, la estructura del edificio puede verse afectada, por lo que mejor dejarla como estaba.

Otra de las ventajas de esta integración es que permite modernizar el aspecto de la casa. La integración de espacios es una de las tendencias más en boga en los últimos tiempos, y no resulta extraño encontrar no solo un baño integrado en el dormitorio. También una cocina abierta al salón. Incluso se pueden llegar a integrar tres estancias en una, si se une el vestidor al baño y el dormitorio.

En cuanto a los inconvenientes que puede acarrear la integración del baño en el dormitorio está la falta de intimidad que provoca en el aseo diario. Como hemos mencionado, esto no supone un problema en caso de que la vivienda sea de una sola persona, o como mucho de una pareja. Pero si la familia va más allá, puede que entren en el dormitorio cuando alguien está aseándose, y que no se encuentre muy cómodo al verle. Además, esto puede llevar a que ciertos olores invadan también el dormitorio. Y a que si no se cierran algunos elementos, como la ducha, el agua se escape por todo el dormitorio.

Esta eliminación de la separación entre ambientes lleva también a tener que unificar el suelo de alguna manera para que no parezcan estancias distintas. Sobre todo en el caso de aplicar el Open Concept y que no exista ningún tabique de separación. Será necesario optar por un suelo capaz de resistir bien la humedad, eso si. Esta limitación desaparece si se decide contar con una pequeña separación entre baño y dormitorio. Por ejemplo, un muro que termine a media altura.

De esta manera se puede colocar un suelo distinto en dormitorio y baño. También se contará con cierta intimidad. Además no será necesario tener la ducha o la bañera tan cerrada para evitar que el agua se extienda. Eso sí, en el caso de que este muro sea de cristal, desaparece de nuevo la intimidad, por lo que convendría cerrar al menos el inodoro. Pero como sucede con todo, será el propietario de cada vivienda el que tendrá que elegir si quiere integrar el baño en el dormitorio, y qué nivel de integración prefiere.

Contenido validado por María Luisa De La Rubia
Socia Fundadora en Reformadisimo