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La variedad de revestimientos par fachadas disponibles es inmensa. Elegir uno en concreto depende de muchos factores: aspecto, estilo de la vivienda o local, preferencias del propietario o grado de aislamiento necesario. Incluso el nivel de compromiso con el medio ambiente de quien vivirá en ella influye a la hora de decantarse por un material y otro. Si lo que se busca es utilizar un material con cierto nivel de aislante para fachadas ventiladas; o bien que sea resistente, de aspecto agradable y que además sea respetuoso con el medio ambiente, una opción perfecta puede ser una fachada de pizarra.

Este material, una vez tratado adecuadamente, paso imprescindible porque si no se puede separar en láminas con cierta facilidad, no solo da un aspecto muy acogedor a los edificios en los que se utiliza. Además, es un tipo de piedra natural, sin aglomerados, que se puede extraer con facilidad de los puntos en los que se encuentra en la naturaleza.

Por otro lado, se puede sacar de los yacimientos en láminas. Hasta no hace mucho, encontrar una fachada de pizarra era algo casi exclusivo de ambientes rústicos y viviendas situadas en el campo o en pueblos. A pesar de esto, no es un material reciente en construcción, sino que lleva varios siglos utilizándose en edificios de todo tipo, no solo en viviendas.

Eso sí, no se trata precisamente de un material económico, por lo que si estás valorando la construcción o reforma de una fachada y quieres colocar en ella una fachada de pizarra, debes tener en cuenta que hará que suba el presupuesto. También habrá que contar con personal especializado en su tratamiento y colocación para evitar que las lascas de pizarra puedan romperse, algo frecuente si no se manipulan con cuidado. Estos son los permisos para la reforma de una fachada.

Pero sus características, las posibilidades que ofrece su tratamiento y sus ventajas, ha hecho que pueda conseguirse pizarra de diversos tonos y acabados. Como resultado, ahora se pueden encontrar también en casa unifamiliares con estilo moderno, y en plena ciudad. Pero ¿qué es lo que hace tan popular a este material para las fachadas?

Fachada de pizarra: características

Una fachada de pizarra estará recubierta de este material natural. En principio, cuando se habla de pizarra, todos pensamos en un material de color negro y liso. Pero en realidad, la pizarra puede tener varios colores. Se pueden encontrar láminas de pizarra en tono negro, por supuesto. Pero también en tonos verdosos oscuros, con vetas de color pardo, marrones, negro azulado, gris o piedra.

Las características de este tipo de piedra hacen que se puedan conseguir trozos de pizarra para las fachadas de muy diversas formas y tamaños. Desde piezas redondas de pequeño tamaño hasta losetas rectangulares de grandes dimensiones, por lo que ofrece una gran versatilidad. Gracias a esto también se pueden obtener piezas de prácticamente cualquier grosor. Solo hay que prepararlas con las dimensiones necesarias para cada proyecto.

También puede contar con distintos acabados, que se utilizarán en distintos tipos de edificio según su estilo. Así, en las casas y edificios de estilo rústico predominarán las piedras de pizarra de superficie irregular, y aspecto natural, con láminas de tamaño pequeño creando un mosaico. Y en las de estilo moderno, será habitual encontrar piedras de pizarra de mayor tamaño, pulidas y de acabado liso y uniforme.

La pizarra, una roca metamórfica en cuya composición hay ceniza procedente de volcanes que se apagaron hace ya miles de años, se puede utilizar tanto en interiores como en exteriores. Y además de en fachadas, en tejados, donde es todavía más popular si cabe. Sobre todo en localidades situadas a cierto nivel de altitud sobre el nivel del mar, y donde las nieves invernales son frecuentes. Se trata de un material bastante resistente a la humedad, que apenas absorbe el agua de la lluvia, por lo que es un buen aislante: es casi totalmente impermeable.

Tampoco le afectan en demasía los elementos, y soporta muy bien la compresión producida por el frío, y la dilatación que provocan en diversos materiales las temperaturas elevadas. De ahí que se trate de un buen aislante del frío y del calor. Además, a pesar de su facilidad para separarse en láminas, es un material muy duradero, gracias a que no tiene aglomerados en su composición. Y su mantenimiento es tremendamente sencillo. Prácticamente, las losetas y lascas de pizarra que recubren las fachadas se mantienen solas.

Ventajas de utilizar pizarra en las fachadas

El uso de la pizarra en fachadas, que como hemos visto ya hace tiempo que no está limitada a ambientes rurales, ofrece numerosas ventajas. No solo para la vivienda o el local en sí. También para el medio ambiente. Por muchos motivos. El principal, porque no precisa un procedimiento industrial para extraerse y prepararse. Tampoco para dar forma a las lascas de pizarra. Y sus componentes, básicamente arcilla y barro, son totalmente naturales. Como expertos en reformas de locales en Madrid podemos afirmar que la elección de materiales duraderos y versátiles, como la pizarra, es fundamental para garantizar la longevidad y el atractivo estético de cualquier fachada.

La pizarra se trata prácticamente en el mismo punto en el que se extrae, y su tratamiento no consume mucha energía. No es necesario hornearla para que esté lista. Tampoco aplicar ningún tratamiento que no sea su pulido y corte. Además, durante su extracción, que generalmente se lleva a cabo a cielo abierto, no se emiten sustancias dañinas. Por lo tanto, los operarios encargados de su obtención no sufren ningún riesgo aparte del que puede resultar del trabajo con ciertos materiales pesados.

Se trata de un material que no es perjudicial para el organismo, porque sus componentes son naturales. Además, se trata en el mismo punto en el que se extrae, por lo que no es necesario transportarla para dejarla prácticamente lista en muchos casos para colocarla en una fachada. Su color tampoco cambia con el tiempo. No importa si recibe durante buena parte del día la luz del sol. El tono natural de la pizarra es muy duradero, y prácticamente inalterable.

De esta manera, una fachada de pizarra tendrá su color original prácticamente intacto, aunque pasen bastantes años. Y no por ello parecerá anticuada o pasada de moda. La pizarra se caracteriza por adaptarse prácticamente a cualquier estilo o época. Por lo tanto, es poco probable que quienes instalan pizarra en sus fachadas acaben cansándose de ella.