La mayoría de construcciones actuales, o por lo menos las que rondan los diez o 20 años, no traen “de fábrica” un sistema eficaz de aislamiento. Atrás quedaron las casa construidas hace décadas, con gruesos muros de piedra que dificultaban el paso al interior del frío o del calor. En muchos casos, las acciones encaminadas durante su construcción para aislar térmicamente una casa, sobre todo en los bloques de viviendas, tampoco es el adecuado.

Además, aunque las viviendas estén bien aisladas, el paso del tiempo también hace mella sobre el aislamiento: grietas, carpinterías exteriores que se deterioran, juntas que ya no encajan bien… son muchos los motivos que hacen que poco a poco el aislamiento se vaya deteriorando.

De los distintos tipos de aislamiento (térmico y acústico), quizá el que más perjudica a las viviendas cuando se va perdiendo es el térmico, porque al ir reduciendo su nivel de aislamiento del frío y del calor, las viviendas ven también rebajarse el acústico. Por las grietas en las ventanas o por un aislante ya deteriorado se van colando cada vez más sonidos de exterior. También de otros pisos. Por lo tanto, es aconsejable cuidarlo. O, en caso de que sea deficiente, aislar térmicamente una casa de nuevo cuando se nota que el aislamiento existente está deteriorado.

Aislar térmicamente una casa: ventajas

Como es obvio, la primera de las ventajas y motivos por el que es aconsejable aislar térmicamente es una mayor protección frente al frío y al calor exteriores. Esto es especialmente importante en zonas con climas extremos en los que hace o mucho calor en verano o mucho frío en invierno. Al aislar térmicamente una casa, no solo pones barreras a que entre en ella el frío o el calor del exterior.

También facilitas que la casa consiga enfriarse o calentarse con más facilidad. Así, en invierno, se mantendrá caliente y a una temperatura agradable con más facilidad. Y en verano, evitas que el fresco del interior pueda salir al exterior. Las casas aisladas térmicamente de manera correcta tienen una temperatura inferior y más agradable en verano que las que no lo están.

Dado que con un buen aislante haces que las casas se mantengan a una temperatura más agradable en cualquier época del año, la sensación de confort en su interior será mayor. Y también costará menos hacer que alcancen esa temperatura a la que quienes viven en ella están cómodos. Por tanto, habrá un menor gasto de energía para conseguirlo, lo que además de ser beneficioso para el medioambiente, porque se reducen las emisiones de CO2 a la atmósfera, también lo es para el bolsillo de quienes viven en ellas. Menos electricidad o gas para calefacción equivale a facturas de luz y gas más reducidas.

Por otro lado, aunque no se conseguirá el mismo efecto que aplicando un aislante acústico específico, algunos materiales utilizados para aislar térmicamente una casa también pueden mejorar su aislamiento acústico. Eso sí, este mejorará en función de los materiales utilizados como aislante, porque unos bloquean mejor el ruido que otros.

Otros beneficios que aporta el aislamiento térmico

Además de mejorar el confort en el interior de las viviendas en cuanto a temperatura, reducir las emisiones y rebajar la factura de la luz y el gas, aislar térmicamente una vivienda tiene otras ventajas. Por ejemplo, el aislamiento térmico puede contribuir a eliminar las humedades en la casa. Eso sí, para ello hay que tener especial cuidado de, al colocar el material aislante en las fachadas, de tapar todos los huecos que haya en ella con el material aislante.

Aparte de todo esto, una casa bien aislada y protegida de los efectos del calor y del frío externos, es mucho más apreciada cuando se vende o alquila. Por lo tanto, se verá revalorizada. Es más, seguro que los posibles compradores están dispuestos a pagar un poco más por quedarse con ella. Es probable que el caso del alquiler suceda lo mismo, porque lo que inviertan en la mensualidad lo ahorrarán en la factura de luz y gas.

Tras aislar una casa térmicamente puede que algunas de sus estancias puedan aprovecharse mejor. Es el caso de buhardillas, que se pueden aprovechar perfectamente para dormitorios si están bien aisladas. También de los sótanos o semisótanos. Si tienen menos frío y humedad en invierno, y menos calor en verano, este espacio puede convertirse en un taller, un despacho, una zona de juegos, una sala de estar…. entonces el único límite es la imaginación y las necesidades de quienes vivan en la casa.

Inconvenientes de aislar una casa

Aislar térmicamente una vivienda no tiene muchos inconvenientes, y todos están relacionados prácticamente con su instalación. Para instalar el aislamiento, generalmente, hay que llevar a cabo una obra de reforma de gran envergadura. Además, como todas las obras de este tipo, requerirá una fuerte inversión económica.

Pero hasta aquí. Estos son todos los inconvenientes de aislar térmicamente una casa. Quizá otro, por buscar uno más, es que mientras duren las obras es bastante probable que tengas que mudarte a otro sitio. Pero una vez terminadas las obras, Acabarán los problemas y podrás comenzar a disfrutar de las ventajas que ofrece el nuevo aislamiento.

Materiales para aislar térmicamente una vivienda

Para aislar térmicamente una casa hay varias soluciones. También hay varios puntos que atacar para mejorar el aislamiento térmico. Una de las medidas a tomar para ello es la instalación de techos y/o suelos falsos sobre los que ya hay instalados. Entre el suelo y techo original y el falso se suele dejar un hueco, que además de para canalizaciones variadas sirve para instalar el material aislante. Se trata de una solución bastante eficaz, que minimiza la pérdida de calor a través del suelo y el techo. Durante una reforma en profundidad, también se suele aplicar aislante térmico en las paredes exteriores de la casa. Y más en la construcción de viviendas nuevas, en

Entre los materiales que se pueden instalar en estas zonas está la lana de roca, la celulosa o la fibra de vidrio. También las planchas elaboradas a base de diversos aglomerados compuestos por madera y otros materiales aislantes. Pero estos no son los únicos materiales empleados para aislar térmicamente una vivienda. También está la espuma de poliuretano y otros tipos de espumas o ciertos tipos de poliestireno.

Eso sí, la lana de roca es quizá el material que más se emplea para el aislamiento térmico. Se fabrica tomando como elemento de partida diversas rocas volcánicas, lo que da como resultado un material que además de no conducir el fuego, ya que no arde, es un excelente aislante térmico. Pero además, permite aislar del ruido las viviendas en las que utiliza, puesto que también tiene la propiedad de ser aislante del ruido. Otras de sus ventajas es que también protege de la humedad. Es por tanto un material muy completo, lo que da lugar a que su uso esté tan extendido. Debido a las propiedades que hemos visto, la lana de roca se puede usar para aislar térmicamente una vivienda que esté tanto en zonas frías como en lugares cálidos.

En caso de que la vivienda esté en ubicaciones caracterizadas por un elevado calor en verano, también se puede utilizar como aislante térmico la fibra de madera. Este material aísla mucho mejor del calor que del frío, de ahí su presencia en zonas con veranos calurosos. Es un compuesto, creado a partir de fibras de madera mezcladas con ácido bórico, que mantiene fresco más tiempo el interior de las viviendas aisladas con él.

Puntos a vigilar para mejorar el aislamiento

Otros puntos que no hay que pasar por alto para mejorar el aislamiento térmico de una vivienda son las ventanas, las persianas, las grietas que puede haber en las fachadas, o las juntas. Quizá los dos más importantes de estos son las ventanas y las persianas. En el caso de las ventanas hay que revisar su carpintería, tanto si es metálica como si es de madera. En caso de que esté desgastada y en mal estado, hay que cambiarlas. Lo más recomendable en este caso es instalar ventanas con carpintería de rotura de puente térmico. Son las que mejor aíslan, ya que tienen elementos aislantes entre las dos caras de los marcos.

También hay que prestar atención a los cristales. Si son cristales sencillos, como los que se colocaban hace décadas en las ventanas, no serán muy aislantes. En estos casos hay que cambiarlos por cristaleras dobles. En caso de que sea imposible, o de que sea necesario reforzar el aislamiento en este punto se puede hacer mediante la colocación de ventanas dobles. Es una solución muy eficaz para conseguir un mejor aislamiento térmico.

También hay que revisar las persianas, porque por sus cajetines se suele escapar el calor y entrar el frío. Si no están bien aisladas hay que fijarlas bien a las paredes, y sellar las grietas que pudiesen tener. También hay que aislar bien las juntas entre suelo y paredes, y las de los marcos de las puertas. Así se conseguirá optimizar el aislamiento.

Contenido validado por María Luisa De La Rubia
Socia Fundadora en Reformadisimo