Un rastrel es un elemento constructivo alargado, generalmente hecho de madera, metal o materiales compuestos, que se utiliza como base o soporte para la instalación de revestimientos, pavimentos, techos o paneles. Los rastreles se colocan en forma de rejilla o de manera paralela en superficies como suelos, paredes o techos, creando una estructura sobre la cual se fijan otros materiales, como tarimas, paneles de yeso, láminas de madera, o revestimientos exteriores.
En la instalación de suelos, por ejemplo, los rastreles de madera se colocan sobre el suelo base para crear una estructura elevada que permite la colocación de tablones de madera o tarima flotante. Esta separación entre el suelo base y el revestimiento final no solo facilita la nivelación del piso, sino que también permite la ventilación y el aislamiento, mejorando las propiedades térmicas y acústicas del espacio. En techos y paredes, los rastreles proporcionan una base sólida y estable para fijar paneles o revestimientos, permitiendo también la instalación de aislamiento térmico y eléctrico entre los rastreles y la superficie final.
El uso de rastreles es común en construcciones tanto interiores como exteriores. En fachadas ventiladas, por ejemplo, los rastreles de metal o materiales resistentes a la intemperie se emplean para soportar las láminas de revestimiento exterior, creando una cámara de aire que mejora el aislamiento del edificio y protege contra la humedad.
La correcta instalación de los rastreles es crucial para asegurar la durabilidad y estabilidad del revestimiento final. Los rastreles deben estar bien alineados y fijados para evitar deformaciones o movimientos que puedan afectar la superficie final. Además, en exteriores, los materiales utilizados para los rastreles deben ser resistentes a la humedad y al ataque de plagas, como la madera tratada o perfiles de metal galvanizado.