El término remate en el ámbito de las reformas se refiere al acabado final o detalle que se aplica en una estructura, superficie o elemento para darle un aspecto terminado, pulido y estéticamente agradable. Los remates no solo cumplen una función decorativa, sino que también pueden tener un propósito práctico, como proteger bordes, sellar uniones, o cubrir imperfecciones, garantizando la durabilidad y el buen funcionamiento del conjunto.
En la construcción, los remates son esenciales en una variedad de aplicaciones. Por ejemplo, en techos y cubiertas, el remate puede consistir en piezas de borde que sellan las uniones entre diferentes materiales o que protegen las zonas más expuestas a la intemperie, como las cumbreras, las esquinas y los bordes perimetrales. En carpintería, los remates incluyen molduras, zócalos, o cantoneras que cubren las uniones entre paredes y suelos, puertas y ventanas, proporcionando una transición suave y visualmente atractiva entre superficies diferentes.
Los remates también son importantes en la instalación de revestimientos y pavimentos, donde se utilizan para cubrir los extremos de las baldosas, azulejos o tarimas, asegurando un acabado limpio y evitando la entrada de humedad o suciedad. Además, en la decoración de interiores, los remates pueden incluir detalles como cornisas, rodapiés, o cenefas, que añaden un toque de sofisticación y completan el diseño general de un espacio.