Siempre que se va a emprender una reforma a gran escala en una vivienda, es necesario contar con profesionales con un elevado conocimiento de todo lo relacionado con la construcción y las obras. No basta con contratar una cuadrilla de albañiles, otra de electricistas y contratar el cambio de ventanas y puertas a una empresa de carpintería interior o exterior. Es necesario contar con alguien que tenga conocimientos sobre estructurase instalaciones, a varios niveles. Por eso hay que recurrir a la contratación de arquitectos y aparejadores.

Para contar con ambos profesionales, o al menos con uno, en la planificación y ejecución de la obra de reforma o en la construcción o ampliación de una vivienda, una casa, un local o cualquier otro espacio, es necesario acudir, en muchos casos, a una empresa de reformas especializada. Prácticamente todas colaboran habitualmente con arquitectos o aparejadores, lo que facilita su localización y contratación. De esta manera, al contratar los servicios de una de estas empresas, serán ellas las que decidan si es necesario contar con los servicios de estos profesionales. Porque, para quienes no están relacionados con el mundo de las reformas integrales o la construcción, saber cuándo es necesario contar con sus servicios o las ventajas que aportarán resulta algo confuso. Lo mismo que distinguir su trabajo, como veremos a continuación.

Arquitectos y aparejadores: diferencias

El papel que juegan arquitectos y aparejadores en una obra puede resultar ambivalente. Muchos incluso confunden a ambos profesionales, pensando que tienen el mismo perfil y que ambos términos son en realidad dos sinónimos para identificar a un arquitecto. Nada más lejos de la realidad, ya que cada uno tiene su nivel de estudios y preparación, y su función. Un arquitecto es aquel que ha estudiado y finalizado con éxito la carrera de arquitectura, y está debidamente colegiado para ejercer como tal. Por su parte, un aparejador, el nombre que se da tradicionalmente a un arquitecto técnico, se ha formado específicamente en la disciplina de arquitectura técnica, menos extensa y exhaustiva que la de arquitectura, y que faculta para cumplir otro tipo de funciones.

Un arquitecto se dedica, en esencia, al diseño de todo tipo de proyectos de construcción. También a reformas de gran envergadura en las que haya que afectar a la estructura de una vivienda o un edificio. Su labor no solo se queda aquí, puesto que también está al cargo de la dirección de la obra, es decir, se ocupa de supervisar su ejecución. También de la valoración del trabajo realizado por los distintos grupos de operarios durante la misma.

Mientras tanto, la labor de un aparejador está más relacionada con el trabajo directo de la construcción y la reforma. Se trata de una figura complementaria a la de un arquitecto, y suele trabajar codo con codo con ellos. Sus labores están, sobre todo, relacionadas con la selección de los materiales a utilizar durante la reforma o el proyecto de construcción y con asegurarse de que todo se hace conforme a lo planeado. Un arquitecto técnico también se encarga de decidir los procedimientos necesarios para llevar a cabo todo el proyecto de construcción y reforma.

Por tanto, arquitectos y aparejadores tienen funciones diferentes dentro de un proyecto de construcción o reforma, pero enteramente complementarias. Prácticamente dependen el uno del otro. Solo que a veces no es necesario contar con alguno de los dos por tratarse de obras más pequeñas. Aunque sí es aconsejable, como verás a continuación. Esto sucede sobre todo en las reformas, pero en los proyectos de construcción de nuevos edificios, un arquitecto tendrá que estar presente siempre, junto con un aparejador. En cualquier caso, contar con ellos para un proyecto de construcción o reforma siempre tiene ventajas para quien encarga el proyecto.

Ventajas de contratar a un arquitecto

Asesoramiento

Incluso aunque la envergadura de la obra no sea excesiva, contratar a un arquitecto puede tener muchas ventajas. Para empezar, puede asesorar sobre el proyecto, con el objetivo de sugerir mejoras que puedan llevarse a cabo en el mismo. Por ejemplo, para ganar espacio y metros útiles en una habitación. O aconsejar sobre la posibilidad de tirar una pared para incorporar la cocina al salón en el marco de una reforma más grande. Además, puede aconsejar sobre los permisos que es necesario pedir. E incluso encargarse de ayudar con el proceso de solicitud y todo el papeleo relacionado.

Permisos

Esto en el caso de los proyectos más pequeños que requieran la solicitud de permisos. En los que no hace falta pedir permisos, solo hay que comunicar al ayuntamiento de la localidad en la que se vaya a acometer la obra, que se va a llevar a cabo. Entonces la presencia de un arquitecto no es necesaria. Es en los proyectos más grandes, aparte de en los integrales de construcción y reforma, en los que se notan las ventajas de la presencia de un arquitecto. Aparte de las que ya hemos mencionado, claro. Eso sí, su presencia será imprescindible en los proyectos de reforma que impliquen la modificación de la estructura de un edificio o una vivienda.

Materiales

Un arquitecto también puede sugerir, en función del presupuesto que manejes para la obra, los materiales más apropiados. O en caso de que la cantidad que tengas prevista para invertir en el proyecto no alcance para los mejores, de elegir otros que puedan sustituirlos sin bajar la calidad por un precio más ajustado. Este tipo de conocimientos no solo te ahorrará dinero. También tiempo, porque no tendrás que perderlo buscando tú otros materiales, o encargando otro proyecto a una empresa de reformas más económica.

Normativa

La contratación de un arquitecto también es una garantía de que la obra que vayas a acometer cumplirá todas las normativas vigentes. Los arquitectos las conocen todas en profundidad, y vigilan que se cumplan. Tanto en materia de construcción propiamente dicha como de accesibilidad o antiincendios.

Optimización

Un arquitecto también puede optimizar un proyecto de reforma previo, o ayudar en su diseño. Sobre todo si no hay un aparejador en el equipo. Con sus conocimientos, se puede encargar de aconsejar, por ejemplo, en la realización de planos. También de cambiar la distribución de una estancia para que se pueda aprovechar mejor su espacio.

Aparte de esto, siempre podrá aconsejarte sobre lo mejor a hacer en cada caso, sobre todo si surgen problemas mientras se realice la obra de reforma o construcción. Eso aparte de, si así lo deseas, convertirse en el jefe de obra, lo que te dará la seguridad de que todo estará perfectamente controlado en cuanto a construcción, acabados, legislación y normativas. Ejerce un control completo sobre ellas, hasta que se concluyen. Incluso puede encargarse de negociar y mediar con los distintos equipos de trabajo, y de solventar los problemas que puedan surgir entre ellos relacionados con el proyecto de reforma o construcción.

Que beneficios aporta contratar a un aparejador

Las obras de mayor envergadura suelen contar con arquitecto y aparejador. Pero para otras más pequeñas puede bastar con un aparejador que lleve el peso de la supervisión y dirección de la obra, entre otras responsabilidades. Algunas de las labores que este tipo de técnicos pueden realizar son muy similares, e incluso las mismas, que un arquitecto. Pero también está capacitado para otras tareas más relacionadas con el día a día de un proyecto de obras y reformas.

Arquitecto y aparejador tienen un conocimiento muy exhaustivo de todo lo relacionado con una construcción. Tanto en lo que hace referencia a técnicas de construcción como materiales. Por tanto, contar con un aparejador te permitirá tener cerca a alguien que pueda aconsejarte sobre los distintos aspectos de la obra. Aparte de esto, se puede encargar de realizar prácticamente todos los trámites relacionados con ella. Desde solicitar permisos hasta tramitar los expedientes que sean necesarios.

Control de plazos

El control de la obra que realiza un aparejador también está más relacionado con los plazos y la coordinación de las tareas que de normas y fidelidad al proyecto. La función de un arquitecto técnico, dado que conoce tanto el trabajo con materiales como lo que tarda aproximadamente en realizarse cada tipo de trabajo de los que se llevan a cabo en una obra, puede establecer los plazos para cada uno. Así, podrá predecir no solo la duración final de la obra, es decir, cuánto tardará en estar lista. También podrá calcular cuánto tardará en terminar cada cuadrilla de operarios una parte de la misma.

Coordinación de equipos y ahorro de costes

Esto lleva a que el aparejador pueda ser capaz de coordinar a los distintos equipos de operarios que irán pasando por la obra. Como sabe cuánto tarda cada uno, también puede saber en qué rango de fechas puede empezar a trabajar un grupo de operarios después de que haya finalizado su trabajo el grupo que tenía que dejar lista la base para el comienzo de las operaciones de esta segunda cuadrilla. Y así, sucesivamente. Esta tarea hace que no solo se ahorre tiempo. También dinero.

Si se coordina de manera eficaz el trabajo de los grupos de operarios, de manera que se minimice el tiempo que pasa entre que terminan unos y empiezan otros, la obra terminará más rápido. Un menor tiempo en el desarrollo de la obra implica un menor gasto en horas invertidas en su desarrollo. Por tanto, menor inversión en general. Además, también puede convertirse en el único interlocutor entre quien ha encargado la obra y quienes están trabajando en ella. Menos quebraderos de cabeza, por tanto, para el cliente, que puede estar más despreocupado y tener un único contacto cuando hay algún problema.

Seguimiento de la obra

Un arquitecto técnico también se ocupa de realizar un seguimiento de la obra. Pero de una manera distinta a como lo hace un arquitecto. Más que centrarse en la supervisión de sus aspectos técnicos y relacionados con las normativas, cosa que también revisará, un aparejador se centra más en gestionar lo relacionado con el control del presupuesto. Es decir, revisará de forma exhaustiva si se va cumpliendo el presupuesto previsto, si hay desviación del mismo, etc.

Gracias a esto, en caso de que de repente detecte un desvío al alza de lo que estaba previsto gastar en cada fase, podrá revisar el motivo. También, en caso de que no haya sido un error, intentar corregirlo compensando el exceso de gasto en otras partidas. Eso sí, siempre sin perjudicar la calidad o el desarrollo de las tareas. Los aparejadores que controlen la obra, más que revisarla como lo hace un arquitecto, lo hacen como un jefe de su ejecución.

Contratar a la vez a arquitectos y aparejadores

Si la obra es de gran envergadura, como hemos mencionado, es recomendable, y en muchos casos necesario, contratar los servicios al mismo tiempo de arquitectos y aparejadores. El primero se encarga entonces de efectuar todo lo relacionado con el proyecto a gran escala: planos, diseño del proyecto, normativas, estudios preliminares, etc. Mientras tanto, un aparejador, además de ayudar al arquitecto en las tareas mencionadas, se encarga de hacer que el proyecto diseñado por el arquitecto se realice tal como él lo ha planteado.

Por lo tanto, su trabajo va, desde revisar que se usan los materiales elegidos por el arquitecto, hasta la consecución de las licencias necesarias. Todo en función del tipo de reforma u obra a realizar. Entre ambas tareas hay muchas más. Por ejemplo, la realización de la tasación inmobiliaria de un espacio al finalizar la obra. También los trabajos con planos, como la toma de medidas necesarias para realizarlos. Además, también se tiene que ocupar de la preparación de los planes de seguridad para los edificios construidos o reformados en función de su futuro uso. Asimismo, se ocupará de pasar revista a la obra una vez haya terminado para comprobar que no hay deficiencias en ella. Incluso de realizar su inspección técnica en caso de ser un edificio que haya tenido que reformarse para pasarla.

Muchos pueden pensar que contar al mismo tiempo con arquitectos y aparejadores en una obra de construcción o reforma puede hacer que el coste del proyecto se dispare. Está claro que habrá que abonar sus honorarios, lo que a primera vista pude hacer subir la inversión. Pero la realidad es otra: la presencia de ambos puede incluso rebajar el presupuesto de una obra. Por un lado, la coordinación entre grupos de trabajo y la vigilancia del cumplimiento del presupuesto de uno evita que se dispare el coste e incluso lo rebaja en cuanto a pago de horas.

En otro orden de cosas, dado que un arquitecto es capaz de sugerir materiales más económicos y de calidad equivalente a otros más caros, entre otras cosas, el coste total de la obra acabará siendo menor que sin ellos en el equipo. Así que si tienes ante ti una obra de gran envergadura, no dudes en contratar sus servicios si es necesario. Ponte en contacto con nosotros si necsitas los servcios de alguno de estos profesionales.

Contenido validado por María Luisa De La Rubia
Socia Fundadora en Reformadisimo