El alicatado es una técnica de revestimiento que consiste en cubrir las superficies de paredes y suelos con azulejos, generalmente cerámicos, para protegerlas y decorarlas. Esta técnica es muy común en espacios como baños, cocinas y otras áreas expuestas a la humedad, debido a que proporciona una superficie resistente, impermeable y fácil de limpiar. Además de su función práctica, el alicatado ofrece un valor estético significativo, permitiendo crear distintos estilos decorativos mediante la combinación de colores, formas y texturas de los azulejos.

El proceso de alicatado comienza con la preparación de la superficie que se va a revestir, asegurándose de que esté nivelada y libre de polvo o suciedad. Luego, se aplica un adhesivo o mortero sobre la pared o el suelo, donde se van colocando los azulejos uno por uno. Para mantener una alineación precisa y la separación adecuada entre los azulejos, se utilizan separadores de plástico. Posteriormente, se rellenan las juntas entre los azulejos con una lechada que ayuda a sellar las uniones y evitar la filtración de agua. Una vez seco, el resultado es una superficie duradera y de fácil mantenimiento.

El alicatado no solo tiene un propósito funcional, sino que también permite personalizar el diseño de los espacios. Existen numerosos tipos de azulejos disponibles, desde los más sencillos hasta los más elaborados, que permiten crear patrones, mosaicos, cenefas y otros efectos decorativos. La elección del tipo de azulejo, su color y acabado puede transformar completamente la apariencia de un baño o una cocina, añadiendo luminosidad, amplitud o calidez al ambiente.

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