Cómo ahorrar en una reforma integral de una vivienda (Actualizado 17 Mayo 2025)

Emprender una reforma integral en tu vivienda es un proyecto apasionante, pero también un desafío para el bolsillo. Cada decisión que tomes, desde la planificación inicial hasta los últimos retoques, puede influir en el costo final. La buena noticia es que es posible ahorrar dinero en una reforma integral sin renunciar a la calidad, siempre que planifiques con cuidado y sigas una serie de consejos prácticos. A continuación, te ofrecemos una guía completa con consejos agrupados por fases —antes de empezar, elección de materiales, durante la obra y después— para que puedas encarar la reforma de tu casa de manera eficiente y económica, manteniendo el estilo y la calidad que deseas.

Antes de empezar la reforma: planificación y presupuesto

El ahorro en una reforma integral comienza mucho antes de que entre el primer albañil en casa. En la fase de planificación y preparación es donde se sientan las bases para controlar el presupuesto. Aquí te mostramos qué decisiones tomar antes de iniciar la obra para reducir costes sin sorpresas desagradables.

  1. Pide varios presupuestos y compara opciones. Nunca te quedes con la primera oferta. Solicita siempre varios presupuestos a distintas empresas de reformas antes de decidirte. Al reunir 3 o 4 propuestas, podrás comparar no solo los precios, sino también el enfoque y las soluciones que propone cada profesional. Fíjate en la relación calidad-precio y en cómo planea cada empresa llevar a cabo la obra. A veces la opción más económica no es la mejor si escatima en calidad o no incluye todos los trabajos necesarios. Elige la propuesta que ofrezca mayor transparencia y confianza, no únicamente la cifra más baja.
  2. Negocia el presupuesto y elimina partidas no esenciales. Una vez seleccionado un presupuesto tentativo, revísalo al detalle junto con la empresa. Normalmente los presupuestos están desglosados por partidas (demoliciones, fontanería, electricidad, acabados, etc.), lo que te permite identificar áreas donde podrías recortar. Si detectas alguna partida costosa que no es prioritaria para ti –por ejemplo, la instalación de elementos extra como un cerramiento de terraza o cambiar todas las ventanas si aún están en buen estado– plantéate prescindir de ella. Elimina o pospone aquellas mejoras que no aporten suficiente valor a tu vida diaria comparado con su coste. Eso sí, consulta siempre con los profesionales antes de quitar algo, ya que podrían explicarte si ese elemento es más importante de lo que parece o si suprimirlo afectaría a la calidad global de la reforma.
  3. Planifica la reforma al detalle y evita cambios durante la obra. Una planificación meticulosa es tu mejor aliada para ahorrar. Define de antemano todo lo que quieres hacer en la reforma: distribución de espacios, diseño, acabados y hasta la posición de enchufes. Cuanto más cerrado dejes el proyecto desde el principio, menos improvisaciones habrá después (que suelen traducirse en sobrecostes). Evita a toda costa los cambios de idea a mitad de obra, porque cualquier modificación sobre la marcha puede disparar el presupuesto y alargar plazos. Tómate el tiempo necesario para planificar con calma y visualizar el resultado final antes de comenzar. Así reduces imprevistos y tendrás claro en qué invertir y de qué prescindir.
  4. Contrata una sola empresa que gestione la reforma integral. Puede parecer tentador contratar por tu cuenta a diferentes gremios (albañiles, fontaneros, electricistas, etc.) buscando el mejor precio en cada uno. Sin embargo, coordinar tú mismo a varios profesionales independientes suele generar retrasos, incompatibilidades y costes añadidos. En cambio, encargar toda la reforma a una empresa integral de reformas tiene ventajas económicas: un equipo multidisciplinar coordinado evita tiempos muertos entre tareas, optimiza el uso de materiales y solapa trabajos cuando es posible, reduciendo la duración total de la obra. Al acortar plazos, también ahorras dinero en gastos indirectos (por ejemplo, menos días que tendrás que vivir en otro sitio). Además, contarás con un único responsable que gestionará el proyecto de principio a fin, facilitando la comunicación y reduciendo errores. En Reformadísimo, por ejemplo, trabajamos con ese modelo “llave en mano” para que tu reforma sea más eficiente en tiempo y coste.
  5. Infórmate sobre ayudas y subvenciones disponibles. Antes de dar el pistoletazo de salida, investiga si tu reforma podría beneficiarse de alguna subvención pública. En muchos lugares existen ayudas para la rehabilitación de viviendas que pueden cubrir parte de los costes de la obra, especialmente si vas a realizar mejoras de eficiencia energética, accesibilidad o conservación del patrimonio. Por ejemplo, cambios de calderas por modelos más eficientes, instalación de aislamiento térmico, mejoras de accesibilidad (como instalar un ascensor o salvar barreras arquitectónicas) suelen contar con programas de ayuda específicos. Infórmate en tu Ayuntamiento o Comunidad Autónoma sobre las convocatorias vigentes. Ten en cuenta que muchas subvenciones tienen plazo limitado y fondos reducidos: es importante solicitarlas con antelación y no dar por hecho que te las concederán hasta tener la confirmación. Aún así, cualquier ayuda aprobada será un alivio para tu presupuesto.
  6. Elige bien la época del año para hacer la reforma. Si tienes cierta flexibilidad para planificar cuándo acometer la obra, elegir el momento adecuado puede suponer un ahorro significativo. En general, el verano suele ser la época preferida para las reformas integrales en vivienda. Las razones son varias: por un lado, muchos aprovechan las vacaciones para ausentarse de casa mientras dura la obra, evitando tener que gastar extra en alojamiento (ya que de todas formas estarían de viaje) o minimizar los días viviendo en casa de familiares o pagando un alquiler temporal. Por otro lado, las condiciones climatológicas del verano favorecen que ciertos trabajos se realicen más rápido —por ejemplo, los materiales como pinturas, yesos o cementos secan antes con el calor, acelerando los tiempos de espera entre fases de la obra—. En cualquier caso, planifica con tiempo: las empresas de reformas suelen tener su agenda más llena en primavera-verano, así que contacta con antelación para reservar fechas y quizá puedas obtener algún ajuste de precio si la empresa valora encajar tu proyecto en un hueco disponible.

Elección de materiales y acabados: calidad vs. precio

Una parte fundamental del presupuesto de una reforma son los materiales de construcción y los acabados (revestimientos, sanitarios, mobiliario, etc.). Aquí es donde existe un amplio margen para ahorrar sin comprometer la calidad, siempre que estés dispuesto a comparar, ser flexible en las elecciones y dedicar tiempo a buscar las mejores ofertas. Te contamos cómo optimizar gastos en materiales y acabados:

  1. No escatimes en calidad, pero compara precios de materiales. Un error común al intentar ahorrar es comprar materiales de muy baja calidad; esto suele salir caro a largo plazo porque pueden estropearse antes y obligarte a reparaciones o sustituciones prematuras. En vez de eso, mantén un estándar de calidad adecuado pero busca inteligentemente dónde adquirir cada cosa más barata. Por ejemplo, si ya has decidido qué azulejos, suelos o caldera quieres instalar, pide presupuestos de esos mismos materiales en distintas tiendas o distribuidores. A veces la misma marca de pintura o cerámica tiene precios diferentes según el proveedor. Aprovecha Internet para consultar precios e incluso valora comprar directamente tú ciertos acabados si encuentras una oferta online más barata que la que te ofrece la empresa de reformas. Eso sí, coordínalo siempre con ellos para asegurarte de que los materiales llegan a tiempo y son adecuados.
  2. Pide varios presupuestos a proveedores y negocia descuentos por volumen. Al igual que comparas entre empresas de reformas, también puedes y debes comparar entre proveedores de materiales de construcción. Si tu contratista habitualmente compra en un almacén específico, pídele que solicite precios también a otros distribuidores para ver si algún material sale más económico en otro sitio. En ocasiones, las constructoras tienen proveedores preferentes, pero no está de más explorar opciones. Además, si vas a comprar muchos materiales (azulejos para toda la casa, pintura en cantidad, pavimento para varias habitaciones, etc.), intenta concentrar la compra en un mismo proveedor y negociar un descuento por volumen. Muchas tiendas hacen rebajas cuando el pedido es grande. Conseguir aunque sea un 5-10% de descuento en materiales por volumen puede suponer un ahorro notable en el total de la reforma.
  3. Aprovecha ofertas en grandes superficies y almacenes especializados. No descartes las grandes superficies de bricolaje o construcción a la hora de adquirir ciertos elementos. Tiendas como Leroy Merlin, Bricomart, IKEA (para cocinas) u otras cadenas especializadas suelen lanzar promociones muy interesantes en sanitarios, revestimientos, muebles de cocina/baño e incluso electrodomésticos empotrables. Estas rebajas a veces se concentran en períodos concretos (por ejemplo, meses de verano y periodos de rebajas de invierno), aunque hoy en día muchas cadenas ofrecen descuentos casi todo el año en productos seleccionados. Estate atento a catálogos y ofertas flash, porque el ahorro puede ser significativo. Eso sí, antes de lanzarte a comprar en una gran superficie, contrasta la calidad de los productos en oferta para asegurarte de que cumplen con tus expectativas y necesidades técnicas.
  4. Puertas interiores: considera opciones más económicas que la madera maciza. La carpintería es otro capítulo donde puedes moderar el gasto. Si tenías pensado poner puertas interiores de madera maciza, debes saber que suelen ser bastante caras. Una alternativa muy común y más asequible son las puertas huecas (también llamadas semi-sólidas), que están formadas por un tablero por cada lado y un interior alveolar o vacío. Visualmente pueden lucir prácticamente igual que una maciza una vez pintadas o lacadas, pero su costo es mucho menor. Incluso puedes replantearte si necesitas puerta en todas las estancias (por ejemplo, quizá prefieras dejar alguna zona abierta tipo estudio o vestidor sin puerta). Cada puerta menos es un ahorro en material y en herrajes.
  5. Reutiliza las puertas que ya tienes, renovándolas. Si las puertas actuales de tu vivienda están en buen estado de funcionamiento (no desencajadas ni rotas), plantéate seriamente conservarlas en lugar de comprar puertas nuevas. Para ello, es importante que las desmontes con cuidado antes de iniciar la reforma, de manera que no sufran daños con el polvo o los golpes durante la obra. Al finalizar, puedes renovarlas para que luzcan como nuevas pintándolas o lacándolas del color que mejor vaya con tu nueva decoración. Lacar puertas antiguas les da un aspecto moderno y limpio por una fracción del coste de colocar puertas nuevas macizas. Asegúrate de comentar al equipo de reforma que reutilizarás ciertas puertas, para que midan con precisión y ajusten marcos si es necesario.
  6. Suelos: elige pavimentos económicos y fáciles de instalar. Cambiar el suelo puede disparar el presupuesto, pero existen alternativas más baratas que el parquet o la tarima de madera maciza. Por ejemplo, hoy en día hay suelos laminados y vinílicos de gran calidad y aspecto muy acogedor que imitan madera o cerámica a un costo muy inferior. Estos materiales, además, suelen poder instalarse encima del suelo existente sin tener que levantarlo, mediante sistemas de clic o encolado. Esto ahorra horas de trabajo y escombros, reduciendo tanto el tiempo de obra como el dinero en mano de obra y contenedores de desperdicios. Ten en cuenta que si colocas un nuevo suelo sobre el antiguo, quizá haya que recortar un poco la parte inferior de las puertas para que abran bien con el nuevo nivel, pero es un ajuste menor comparado con la obra de retirar todo el solado previo. Valora también opciones como el microcemento o los porcelánicos de gran formato sobrepuestos, que aunque requieren especialistas, evitan demoliciones.
  7. Escoge mecanismos eléctricos estándar y compara precios. Puede que algo tan pequeño como los enchufes e interruptores pase desapercibido en el presupuesto, ¡pero en una casa hay decenas de ellos y su coste sumado importa! En tiendas existen mecanismos eléctricos de diseño muy sofisticado y materiales especiales (cristal, acero, etc.) que pueden costar 3 o 4 veces más que los modelos estándar de plástico. Para ahorrar, elige modelos estándar de buena calidad (las marcas conocidas suelen tener gamas básicas muy fiables) con acabados sencillos, que suelen ser los más económicos. Una vez decidas el modelo, compara precios entre distintos establecimientos de material eléctrico o por Internet, porque pueden variar notablemente. A veces comprar directamente tú los mecanismos puede ahorrarte un buen pellizco, solo coordina con el electricista para adquirir el material correcto en cuanto a especificaciones técnicas.
  8. Integra muebles u elementos existentes en el nuevo diseño. No todo tiene que ser nuevo en una reforma integral. Reutilizar es ahorrar. Si cuentas con muebles de cocina, armarios empotrados u otros elementos en buen estado que te gustaría conservar, házselo saber al arquitecto o interiorista desde el principio del proyecto. De este modo podrán diseñar la reforma integrando esos muebles en las nuevas estancias. Por ejemplo, quizá puedas salvar los armarios roperos empotrados cambiándoles solo las puertas, o conservar los módulos altos de tu cocina y solo renovar encimeras y frentes. Cada mueble que reaprovechas es dinero que no gastas en uno nuevo. Eso sí, es crucial avisar con antelación para que las medidas y la distribución de la reforma se adapten a lo que vas a conservar; de lo contrario podrías encontrarte con que ese mueble antiguo ya no encaja y acabarías teniéndolo que descartar a última hora.

Durante la obra: gestión eficiente del proyecto

Aunque la mayor parte del ahorro se define en la fase de planificación y elección de materiales, durante la ejecución de la obra también puedes tomar medidas para evitar gastos inesperados. Una vez que la reforma está en marcha, se trata de gestionar el proyecto con cabeza y apoyarte en los profesionales para que todo avance según lo previsto, sin sobresaltos en el bolsillo.

  1. No improvises cambios sobre la marcha. Ya lo mencionamos en la planificación, pero merece la pena insistir: una vez iniciada la reforma, intenta ceñirte al plan establecido. Cada cambio de última hora (como modificar una distribución, elegir un revestimiento distinto al pactado o añadir “ya que estamos” un extra) suele implicar paralizar trabajos, pedir material nuevo y, en definitiva, incrementar el coste. Sé disciplinado con lo que decidiste antes de empezar y evita la tentación de añadir o cambiar cosas a mitad de obra a menos que sea estrictamente necesario. Si surge alguna idea nueva, anótala para una fase posterior o valórala para más adelante, pero no la incorpores sin más durante la ejecución si tu prioridad es no gastar de más.
  2. Confía en los profesionales y evita el DIY en tareas complejas. Algunos propietarios piensan que pueden ahorrar dinero haciéndose ellos mismos parte de la reforma (pintando, instalando suelos, etc.). Sin embargo, debes ser realista con tus habilidades: si no eres realmente experto en esas tareas, es muy probable que tardes mucho más que un profesional y que el acabado no quede igual. Esto puede retrasar el calendario de la obra e incluso obligar a que luego un experto rehaga o repare desperfectos, con el consiguiente gasto adicional. Puedes encargarte de cosillas menores o acabados muy simples si te hace ilusión, pero las partidas importantes (electricidad, fontanería, alicatados, pintura de grandes superficies) es mejor dejarlas al equipo contratado. Así evitarás accidentes, retrabajos costosos y garantizarás un resultado profesional a la primera.
  3. Mantén una comunicación fluida y supervisa el progreso. Durante la obra, la comunicación constante con el jefe de obra o encargado es clave. Pregunta y aclara cualquier duda que surja en el momento, para prevenir errores que luego cueste dinero corregir. También viene bien hacer un seguimiento periódico del avance: si detectas algún detalle que no se ajusta a lo acordado, coméntalo de inmediato. Muchas veces corregir el rumbo a tiempo evita tener que deshacer y repetir trabajos más adelante (lo cual supondría doble costo). Confía en la experiencia del equipo, pero no dudes en mantenerte informado. Un propietario implicado (sin entorpecer, claro) ayuda a que todo salga según lo planeado. De esta manera se minimizan sorpresas y sobrecostes, y tú te aseguras de que cada euro invertido esté rindiendo el fruto esperado.

Después de la obra: comprobaciones finales

Cuando la reforma integral de tu vivienda llega a su fin, aún tienes oportunidad de evitar gastos adicionales asegurándote de que todo ha quedado perfecto antes de dar por cerrado el proyecto. En la etapa post-obra, presta atención a los detalles finales y garantías para no tener que afrontar arreglos de tu bolsillo más adelante.

  1. Revisa todo al detalle y aprovecha los repasos y garantías. Antes de dar por finalizada la reforma y efectuar el último pago, recorre tu vivienda con la empresa de reformas y comprueba que cada partida se ha realizado según lo acordado. Revisa acabados de pintura, ajustes de puertas, funcionamiento de enchufes y grifos, que no haya pequeños desperfectos como baldosas mal alineadas o sellados incompletos. La mayoría de las empresas serias incluyen un repaso final donde corrigen esos detalles sin coste adicional. No dudes en elaborar una lista de retoques necesarios y exigir que se subsanen. Asimismo, asegúrate de recibir por escrito las garantías de los trabajos realizados y de los equipos instalados (calderas, aire acondicionado, etc.). Conservar estas garantías te permitirá reclamar cualquier vicio oculto o avería cubierta, en lugar de tener que pagar por repararla. Un cierre de obra riguroso es la mejor manera de proteger tu inversión y evitar gastos inesperados en el futuro.

Preguntas frecuentes

¿Cómo puedo ahorrar dinero al planificar una reforma integral?
La clave está en la planificación y comparación previa. Antes de empezar, pide varios presupuestos y compara no solo precios sino también qué incluye cada uno. Negocia con la empresa elegida posibles ajustes o la eliminación de partidas no esenciales. Además, define bien el proyecto desde el principio (qué quieres reformar y cómo) para evitar cambios durante la obra. Una buena planificación te ayuda a prevenir imprevistos costosos.
¿En qué se puede ahorrar sin comprometer la calidad de la reforma?
Existen varias áreas donde puedes reducir gastos manteniendo buenos resultados. Por ejemplo, en materiales: busca alternativas más económicas pero duraderas (suelos laminados en lugar de madera maciza, puertas huecas en vez de macizas, etc.), compara precios de proveedores y aprovecha ofertas. También puedes reutilizar elementos existentes en buen estado (puertas, muebles, sanitarios) dándoles un lavado de cara en lugar de comprar todo nuevo. Lo importante es no sacrificar la calidad en elementos básicos (estructura, instalaciones, impermeabilizaciones), sino ahorrar en acabados o extras donde haya margen.
¿Existen ayudas o subvenciones para reformar una vivienda?
Sí. En muchas comunidades autónomas y municipios hay programas de subvenciones para reformas, sobre todo si implican mejorar la eficiencia energética (aislamientos, ventanas eficientes, instalaciones solares), la accesibilidad (ascensores, rampas) o la rehabilitación de elementos estructurales. Cada año suelen abrir convocatorias con presupuesto limitado, por lo que conviene informarse antes de iniciar la obra. Si tu reforma cumple las condiciones, puedes solicitar esas ayudas y lograr que parte del coste sea cubierto por la Administración. Un ejemplo reciente son las ayudas para la rehabilitación de viviendas en Madrid, que subvencionan cambios de calderas, aislamiento térmico y mejoras de accesibilidad, entre otros.
¿Cuál es la mejor época para hacer una reforma integral y ahorrar dinero?
La época de verano suele ser la más conveniente. Por un lado, porque puedes aprovechar las vacaciones para ausentarte de casa mientras duran las obras, evitando gastos de alojamiento extra. Por otro lado, el clima cálido ayuda a acelerar ciertos procesos (secado de pintura, fraguado de cementos), acortando la duración de la reforma. Menos tiempo de obra puede traducirse en menos coste de mano de obra y menos molestias. Sin embargo, planifica con tiempo porque verano es temporada alta para las reformas y las empresas tienen la agenda llena; reservar con antelación es importante para asegurar fecha e incluso negociar un mejor precio.
¿Puedo hacer yo mismo alguna parte de la reforma para gastar menos?
En tareas menores sí, pero con precaución. Pintar una pared pequeña, colocar algún accesorio o encargarte de la decoración final son cosas que un propietario puede hacer para ahorrar algo de dinero. No obstante, los trabajos importantes (alicatados, electricidad, fontanería, instalación de suelos grandes, etc.) es mejor dejarlos a profesionales. Si intentas hacer por tu cuenta algo complejo sin la experiencia necesaria, podrías ocasionar errores costosos o alargar la obra. Lo más sensato es participar solo en aquello que dominas y que, en caso de error, no comprometa la seguridad ni implique un gasto grande de rehacer.
¿Listo para poner en marcha tu reforma ahorrando al máximo? En Reformadísimo contamos con un equipo experto en reformas integrales de viviendas que te asesorará en cada decisión para optimizar tu presupuesto sin sorpresas. Te ayudamos a planificar cada detalle, escogiendo las mejores opciones calidad-precio y gestionando la obra de forma eficiente y transparente. Contáctanos y convierte tu reforma integral en una experiencia satisfactoria, con resultados espectaculares y ajustados a lo que deseas invertir. ¡Hagamos realidad la casa de tus sueños sin derrochar ni un euro de más!


13 consejos para ahorrar en una reforma integral